Mantener, tratar y prevenir son las tres acciones claves en el abordaje del lupus eritematoso sistémico, según expertos
Con el objetivo de analizar la importancia de actuar cuanto antes frente al lupus eritematoso sistémico (LES), se ha organizado una reunión científica en el marco del VII Simposio Virtual de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (EAS) de la Sociedad Española de Reumatología (SER), con la colaboración de GSK, donde los expertos han coincidido en que mantener, tratar y prevenir son las tres acciones prioritarias en el abordaje de esta enfermedad.
Asimismo, han expuesto que el objetivo a alcanzar es que las personas con LES puedan llevar una vida activa y plena; sin embargo, admiten que es difícil de conseguir, debido a que esta patología es muy compleja y diversa en sus manifestaciones clínicas.
El encuentro, dirigido a reumatólogos de todo el país, ha sido coordinado por el jefe de la Sección de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), el doctor Ricardo Blanco, y se ha dividido en Necesidades no cubiertas en LES , Daño orgánico en LES y Estrategias de tratamiento en LES para tratar de dar respuesta a algunas de las principales preguntas de interés para profesionales sanitarios y pacientes y analizar cómo debería de ser la gestión de esta enfermedad.
El lupus es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por la producción de anticuerpos que atacan tejidos sanos, células y órganos. El LES es la forma más frecuente y habitual de lupus y el perfil más común de los pacientes que viven con esta enfermedad es el de mujer en edad de actividad laboral y profesional, y las actividades que se ven más limitadas en su vida diaria son el ejercicio físico, las actividades por la noche y el desempeño del trabajo y estudios.
En un primer momento, el jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), el doctor José Luis Andreu, ha advertido de que, en la actualidad, la estrategia que se está siguiendo en el manejo del LES consiste en «mantener la enfermedad inactiva con la menor dosis posible de corticoide, incluso, idealmente, sin corticoide; intentar tratar con antimaláricos a todos los pacientes sin contraindicaciones para su uso y usar inmunosupresores y fármacos biológicos en los casos moderados-graves como agentes ahorradores de esteroides, y prevenir la acumulación de daño».
Tal y como ha apuntado el especialista, hoy en día, los principales tratamientos disponibles son los corticoides, los antimaláricos, los inmunosupresores convencionales (como el metotrexato, la azatioprina, el micofenolato, la ciclofosfamida o los inhibidores de calcineurina) y los inmunosupresores biológicos (como belimumab o rituximab, este último usado fuera de ficha técnica).
La mayoría de las terapias no disponen de indicación aprobada en Europa, con excepciones como belimumab, que ha sido el primer fármaco en aprobarse para el LES en los últimos 50 años. Con todo, «es cierto que es necesario un esfuerzo de pedagogía constante para hacer partícipes a los pacientes de la estrategia terapéutica a corto, medio y largo plazo», según han señalado los expertos reunidos en el simposio.
Otro de los aspectos a tener en cuenta son las recientes recomendaciones de manejo del LES de la Liga Europea Contra el Reumatismo (EULAR). Los expertos consideran que son útiles y están bien desarrolladas. No obstante, están de acuerdo en que no pueden dar respuesta a todas las necesidades no cubiertas que plantean los pacientes con lupus. Podría decirse que son como «un piloto automático, pero, en muchas ocasiones, el patrón se tiene que poner al mando y decidir en cada paciente individual el abordaje terapéutico más adecuado», ha explicado el doctor Andreu.
En este sentido, el especialista ha subrayado que la llegada de nuevos agentes efectivos en práctica clínica para el control de la actividad inflamatoria se traduce «en un menor uso de corticoides y por ello en una prevención del daño acumulado». Al respecto, ha mencionado los resultados de un estudio de cohortes a largo plazo, mediante la técnica de propensity score , en el que, comparando la cohorte de pacientes con Lupus de Toronto con la cohorte de pacientes tratados con belimumab, en los estudios BLISS, se observó un riesgo de acumulación de daño significativamente menor en los pacientes tratados con este fármaco.
El método estadístico de propensity score se utiliza en estudios observacionales para comparar el efecto de tratamientos o intervenciones clínicas a partir de poblaciones diferentes, porque permite una comparación robusta, homogeneizando las características de las poblaciones.