Soba podría contar con una planta de biogás a partir de purines en 2023
Se trata de una iniciativa privada que la Consejería de Medio Ambiente ha presentado a los fondos europeos
El valle de Soba podría albergar una planta de biogás para el aprovechamiento de los purines del ganado gracias a una iniciativa privada cuya previsión es comenzar la construcción en el año 2022 y poder poner en marcha el proyecto piloto en 2023.
El proyecto está impulsado por la empresa Teican Ingeniería Medioambiental, las cooperativas Valles Unidos del Asón y Agrocantabria y el Ayuntamiento de Soba, y cuenta con el apoyo de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, que la ha incluido en el plan Cantabria Re-Activa, entre sus propuestas para obtener fondos europeos.
Así lo ha avanzado este lunes en el Pleno del Parlamento el consejero del área, Guillermo Blanco, a preguntas del Grupo Mixto sobre este proyecto que aparece en el Plan de Transición Ecológica, Economía Circular y Cambio Climático de Cantabria con un presupuesto de 3,5 millones de euros.
Según ha explicado, el Ejecutivo apoya esta propuesta por su «plena coherencia» con la estrategia regional para impulsar modelos de economía circular en el medio rural, ya que prevé la obtención de energía eléctrica y térmica a través del biogás, generado con el aprovechamiento de los purines del ganado.
Así, se ha elegido la ubicación de Soba por estar entre los «primeros puestos» de Cantabria en producción lechera y en cabezas de ganado de carne.
Con este proyecto, los ganaderos del valle lograrían liberarse de los purines y gestionar adecuadamente el estiércol de cara a la «exigente» normativa medioambiental, además de otros fines como generar energía limpia, reducir las emisiones a la atmósfera, crear empleo y fijar población en el medio rural.
Además de la planta de biogás, paralelamente está previsto instalar invernaderos y construir también una planta de secado térmico con unas características que la harían «única» en España.
MUESTRAS DE AGUAS PARA DETECTAR COVID
Por otro lado, ha intervenido en el Pleno el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, que ha informado de que casi ocho de cada diez muestras de aguas tomadas en una veintena de estaciones depuradoras de Cantabria para detectar rastros de coronavirus dieron un resultado negativo.
Estos muestreos, promovidos por Obras Públicas junto a Sanidad y Medio Ambiente, se presentaron y pusieron en marcha el pasado mayo en la región, siendo una de las primeras comunidades autónomas en llevarlos a cabo, apenas tres meses después de irrumpir la pandemia en España.
Pero en la actualidad ya no es una de las medidas más viables para detectar el virus, según ha manifestado el consejero regionalista al ser interpelado por Ciudadanos sobre este asunto ante el Pleno del Parlamento.
En su respuesta, Gochicoa ha detallado que en Cantabria se han efectuado un total de 569 nuestras en 19 depuradoras cántabras distribuidas en cuatro zonas geográficas, de las que 442 dieron resultado negativo, lo que supone el 79%, y las 118 restantes fueron positivas, el 21%.
Estas últimas se enviaban a un laboratorio de Valencia especializado en determinar la concentración del virus, extremo que se plasmaba en diferentes tablas y casillas coloreadas como un semáforo en función de la misma: con rojo los altos niveles y verde para los bajos.
No obstante, el consejero cántabro ha indicado que no resultaba «excesivamente fiable» la cantidad concentrada de SARS-Cov-2 debido a diferentes factores, como la presencia de aguas pluviales, algo que no es «infrecuente» en Cantabria, y que «falseaba» los datos y hacía que carecieran de «rigor».
Así, aunque en sus inicios el muestreo tuvo «bastante validez» y fue una herramienta más en la lucha contra la pandemia, hechos como el tener que mandar las muestras a Valencia o la alteración que provocaba la lluvia en los resultados, unido a la llegada masiva de test PCR para detectar casos positivos, llevó a conclusión de que no tenía «demasiado sentido» el muestreo y se volvió así «innecesario».