Los fallecimientos por suicidio duplican a los accidentes de tráfico y superan en 11 veces a los homicidios
Los fallecimientos por suicidio duplican a los accidentes de tráfico, superan en 11 veces a los homicidios y en 80 a los de violencia de género, según han informado expertos de la Clínica López Ibor, quienes han detallado que en el año 2020 se han producido más de 3.600 casos de suicidio consumado y se han registrado unos 8.000 intentos.
«El suicidio constituye un problema silencioso, pero con una grave repercusión. A los profesionales de la salud nos puede generar sensación de responsabilidad e incluso impotencia. Desde la perspectiva profesional tenemos que entender que es una decisión, aunque no tomada de forma sana, dentro del contexto terapéutico, y sobre la cual, previamente se debe trabajar y abordar. Es un problema de salud pública y los datos han llevado a concienciar e investigar sobre ello con el fin de salvar vidas», ha dicho la coordinadora de psicología de la Clínica López Ibor, Beatriz Mora.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de un millón de personas se quitan la vida en todo el mundo. Además, en España el 50 por ciento de las personas que se suicidan han presentado una tentativa previa, siendo éste el factor de riesgo más importante en la población general.
Asimismo, se estima que el riesgo en estas personas con tentativas previas es cien veces superior a la población general y cuatro veces superior a personas con un trastorno mental. «Por ello es muy importante conocer a la persona y estar atento. La prevención salva vidas», ha indicado la experta, para alertar de que cada dos horas y media se suicida una persona. De hecho, prosigue, desde hace 15 años se mantienen su tasa elevadas en una media de 3.500 al año.
Para prevenirlo, la experta ha comentado que se necesita un trabajo consolidado de concienciación para establecer planes de prevención y realizar una praxis ética y responsable sobre todo lo que engloba al tema de suicidio por parte de la totalidad de la población.
«Desde la prevención por parte de las entidades de Salud pública y administraciones, como los medios de comunicación a la hora de manejar la información, así como todas las acciones que se pueden llevar en el ámbito sanitario ante la conducta suicida. Es clave una coordinación entre todos los sectores de la sociedad, formación de profesionales y la implementación de planes de prevención y promoción de la salud», ha recalcado.
Por otro lado, ha subrayado la necesidad de trabajar con muchas creencias y mitos que acompañan al suicidio y que en numerosas ocasiones tienen como consecuencia minimizar el riesgo o relativizar la importancia que tiene esta problemática. El más destacable, a su juicio, puede ser el considerar que sólo la persona con un trastorno mental tiene un riesgo de suicidio y verdaderamente no siempre es así.
«Son circunstancias y momentos concretos que derivan en un desbordamiento emocional donde la persona no es capaz de ver solución a sus problemas y necesita parar ese dolor tan intenso desconectándose de él. Para trabajar sobre ello es muy importante la prevención y el conocer las señales y riesgos que pueden llevar a la persona a tomar esa decisión e implementar todas las actuaciones necesarias desde el ámbito sanitario y el contexto de interacción de la persona Se necesita trabajar también en la psicoeducación y concienciación y saber cómo actuar y poder intervenir para prevenir», ha zanjado.