El primer ministro de Burkina Faso abre la puerta a un diálogo con los grupos terroristas
El Gobierno de Burkina Faso ha abierto este jueves la puerta a un proceso de diálogo con los grupos terroristas que operan en el país como una solución a la crisis de seguridad que atraviesa, en medio de un repunte de los ataques durante los últimos meses que ha sacudido a la totalidad de la región del Sahel.
«No decimos que Burkina Faso esté en contra de las negociaciones con los terroristas», ha dicho el primer ministro de Burkina Faso, Christophe Dabiré, durante una sesión en el Parlamento de cara a su confirmación en el cargo tras las últimas elecciones, lo que ha logrado.
«Incluso los grandes países, en países como Afganistán (…) han llegado a un momento en el que hay que sentarse en la mesa (de negociaciones) con los terroristas», ha señalado, en referencia al acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 por el Gobierno de Estados Unidos y los talibán.
Así, ha resaltado en la ronda de preguntas y respuestas tras su discurso que «todas las guerras terminan en torno a una mesa (de negociaciones)» y ha agregado que «eso implica que, si se quiere salir de esta situación, antes o después, habrá que reflexionar sobre la posibilidad (…) de iniciar discusiones».
Dabiré ha manifestado además que este proceso de conversaciones podría iniciarse «si se conociera de forma clara y neta a los responsables de la situación actual», en una aparente referencia a la necesidad de que los grupos terroristas designaran una delegación o un equipo con los que mantener estos contactos.
Previamente, el primer ministro había indicado durante su discurso que «la consolidación de la paz, de la seguridad de las personas y sus bienes, de la cohesión social y la reconciliación nacional, son el primer eje» de la acción de su Gobierno, tal y como ha recogido el portal de noticias Burkina 24.
En este sentido, ha destacado que, para ello, «se mejorará la contribución» de los voluntarios reclutados por las autoridades para la lucha contra el terrorismo y «se mantendrá la cooperación subregional e internacional en el marco del G5 Sahel, integrado por
Dabiré ha apostado además por «reforzar las capacidades de intervención de las fuerzas de seguridad» para hacer frente a la «criminalidad transfronteriza» y «restaurar el clima de confianza entre las fuerzas de defensa y seguridad y la población civil».
REORGANIZACIÓN TERRITORIAL
El primer ministro ha abogado además por una «reorganización de la administración del territorio» y ha reconocido que la «escasa cobertura» del mismo por parte del Estado «ha favorecido la implantación o incursión de grupos terroristas en ciertas localidades del país».
En otro orden de cosas, ha apostado por lanzar el «foro de reconciliación nacional» anunciado por el presidente, Roch Marc Christian Kaboré, con la participación de «todas las fuerzas vivas de la nación» para «un nuevo comienzo en materia de consolidación del Estado de Derecho y la democracia».
«El Gobierno va a abordar la elaboración de la estrategia nacional para la promoción de la cohesión social para servir de referente en materia de organización», ha dicho, antes de resaltar que «se invertirá en la lucha permanente contra todas las formas de estigmatización identitaria, fuente de división en la sociedad».
En el país operan Ansarul Islam, un grupo terrorista autóctono, así como el Grupo para el Apoyo del Islam y los Musulmanes (JNIM), una organización yihadista que aglutina a otras cuatro, entre ellas Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Al Murabitún, y en menor medida Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS).
Además, se ha intensificado la violencia intercomunitaria, que enfrenta principalmente a pastores con agricultores y que ha provocado el desplazamiento de miles de personas, y han aumentado los ataques contra líderes y miembros de la comunidad cristiana del país.