Gobernadores acuerdan con pastores prohibir el pastoreo nocturno para reducir los combates intercomunitarios

Los gobernadores de los estados del suroeste de Nigeria han alcanzado un acuerdo con una asociación de pastores del país para prohibir el pastoreo nocturno e intentar reducir así el repunte de los enfrentamientos intercomunitarios relativos al control de zonas de pasto y cultivo en esta zona del país africano.

El comunicado publicado tras la reunión contempla que «el pastoreo nocturno debe ser prohibido» y recoge además que «el pastoreo por parte de menores de edad es contrario a la seguridad y, por tanto, queda prohibido». Igualmente, se ha condenado «la ocupación de reservas forestales», según ha informado el diario nigeriano The Premium Times .

La reunión ha sido celebrada entre los gobernadores de los seis estados del suroeste del país y la Asociación de Pastores Miyeti Alá (MACBAN) después de que el gobernador de Ondo exigiera que los pastores abandonaran todas las reservas forestales en siete días y a raíz de los últimos incidentes violentos en el estado de Oyo.

Los enfrentamientos entre agricultores y pastores en torno al control de terrenos de pasto y cultivo han provocado la muerte de miles de personas durante los últimos años, sucesos que el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, achacó en 2018 a la disputa por la tierra debido al aumento de la población en el país.

«Cuando Nigeria logró la independencia, la población del país estaba estimada en 63 millones de personas. La población hoy es de cerca de 200 millones, mientras que la tierra ni ha aumentado ni aumentará», sostuvo, antes de incidir en que «el crecimiento urbano y el desarrollo han reducido las tierras para agricultura y pastoreo».

Nigeria cuenta con amplios pastizales en el norte del país, si bien la desertificación y los ataques del grupo yihadista Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA) han empujado a muchos pastores hacia el sur, entrando en conflicto con los agricultores de la zona.

Los pastores fulani, mayoritariamente musulmanes, y los agricultores, fundamentalmente cristianos, han protagonizado enfrentamientos durante décadas en torno a los territorios y los recursos, especialmente en el centro del país. Estos incidentes se ven alimentados por la suspicacia entre las poblaciones locales hacia los fulani –también conocidos como peul–, a los que acusan de alinearse con los yihadistas.

El principal motivo es que los grupos yihadistas que operan en la región –incluidas las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico– han aprovechado el descontento y la tradicional marginación de los peul para engrosar sus filas, lo que ha derivado también en acusaciones contra ellos por supuestamente ser miembros de estos grupos.

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