Los propietarios piden un 42% más de lo que los inquilinos quieren pagar por alquilar una vivienda
La diferencia entre la oferta y la demanda del precio de una vivienda en alquiler fue de 191 euros al mes en 2020, 18 euros más que el año anterior, y lo que supone una brecha económica entre lo que piden los propietarios y lo que quieren pagar los inquilinos del 42%, según se desprende de un estudio de pisos.com.
El portal ha apuntado que el Covid no ha impedido que el equilibrio entre la renta de alquiler ofertada y la deseada siga creciendo. De hecho, ha señalado que el crecimiento de esta brecha responde a los todavía altos precios del alquiler, «a pesar de que el inquilino se conforma con menos metros cuadrados».
Así, la casa más buscada en 2019 tuvo una renta media de 450 euros mensuales y 80 metros cuadrados, mientras que en 2020 se mantuvo el presupuesto, pero descendió la superficie a los 70 metros cuadrados.
El precio del piso tipo en alquiler pasó de 623 a 641 euros de un año a otro, elevando la brecha del 38% al 42%, porcentaje que supone el «máximo histórico» desde que el portal comenzó a hacer esta comparativa.
Por comunidades, los inquilinos redujeron su presupuesto en Cantabria, mientras que lo mejoraron en Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia.
Madrid y País Vasco destacaron por ser las autonomías en las que el inquilino estuvo dispuesto a pagar más, con una cifra que rondó los 750 euros de media, mientras que en Galicia o Extremadura los inquilinos contaron con menos dinero para el alquiler (350 euros al mes). La demanda solo estuvo por encima de la oferta en Castilla-La Mancha (-9%).
El director de estudios de pisos.com, Ferran Font, ha recordado que la oferta de alquiler residencial se vio favorecida por el trasvase desde el turístico, al que las restricciones de movilidad obligaron a cambiar de público.
También ha subrayado que el auge del teletrabajo ha ido «promoviendo el traslado de la demanda de las grandes capitales a sus periferias o a municipios donde es posible obtener más espacio por menos dinero».
No obstante, Font cree que el «fuerte» impacto de la pandemia sobre el empleo ha llevado a muchos inquilinos a pactar una congelación o rebaja en las rentas con sus caseros en el mejor de los casos o a incurrir en impago en el peor.
El experto ha resaltado también que hay ubicaciones donde la presión sigue siendo intensa porque muchos compradores están retrasando su paso hacia la propiedad debido a la incertidumbre que planea sobre el futuro laboral.