Sanidad aclara que la segunda dosis puede aplicarse hasta 28 días después sin perder eficacia
La segunda dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech frente a la COVID-19 puede administrarse entre 21 y 28 días después de la primera «sin que se espere que esto influya en su grado de eficacia», según ha aclarado la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad.
A través de una nota informativa, la AEMPS recuerda que la ficha técnica de la vacuna establece que debe administrarse con una separación de al menos 21 días entre la primera y la segunda dosis, pero también que los análisis de eficacia incluyeron a participantes que recibieron su segunda dosis entre 19 y 42 días después de la primera dosis debido a que, por diversos motivos, algunos de ellos no la recibieron en la fechas previstas.
Según Sanidad, diferir la administración de la segunda dosis más allá del rango óptimo marcado en la ficha técnica «tiene el riesgo de que la protección conferida por la primera dosis es de corta duración en comparación a la que se obtiene tras dos dosis».
Por ello, en el caso de ser necesaria una demora, la AEMPS recomienda que sea «la menor posible». «Se considera que el impacto de retrasar la segunda dosis de esta vacuna frente a la COVID-19 por un período de tiempo corto no va a disminuir la protección que se alcance. Un retraso de una semana, que puede ser necesario por motivos de logística, de las condiciones de la persona que recibirá la vacuna, o de ajustes en la actividad asistencial, no se espera que tenga impacto en la eficacia de la vacunación», defienden.
De la misma forma, el organismo explica que la mayoría de las vacunas autorizadas requieren la administración de al menos dos dosis para conseguir la máxima eficacia, porque el primer contacto con el antígeno de la vacuna es capaz únicamente de desencadenar un determinado nivel de protección y éste se multiplica con dosis posteriores de la misma.
La manera en la que se determina el intervalo entre las dosis se basa en la pauta con la que se haya vacunado en los ensayos clínicos de forma que, finalmente, se traslada a la ficha técnica de la vacuna una recomendación sobre la duración de dicho intervalo.