Las señales bioquímicas de las células grasas son las responsables del daño de la obesidad en las articulaciones

Investigadores del Shriners Hospitals for Children (Estados Unidos) han sugerido, en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , han sugerido que las señales bioquímicas liberadas por las células grasas son las responsables del daño que provoca la obesidad en las articulaciones.

En concreto, el trabajo se centra en el vínculo entre el sobrepeso o la obesidad y el desarrollo de la osteoartritis, una enfermedad dolorosa de las articulaciones. «Hemos demostrado aquí que no es la sobrecarga de las articulaciones lo que es responsable de la osteoartritis, sino, más probablemente, un factor emitido por las células grasas que hace que el cartílago sea susceptible a la degeneración», han aseverado los investigadores.

Aunque históricamente se consideraba una parte inevitable del envejecimiento, la osteoartritis ahora aparece con mayor frecuencia en los niños. Esto se debe en parte al aumento generalizado de la obesidad infantil, junto con las lesiones que ocurren comúnmente en los adolescentes, como los desgarros de los ligamentos de la rodilla.

En el pasado se habían realizado pocas investigaciones científicas sobre la conexión entre la obesidad y la osteoartritis porque simplemente se descartó como un subproducto de la sobrecarga de las articulaciones con un mayor peso corporal.

Los investigadores utilizaron un tipo único de ratón que no tiene células grasas en ninguna parte de su cuerpo. Incluso cuando fueron alimentados con una dieta poco saludable y extremadamente alta en grasas, estos ratones no desarrollaron osteoartritis en ninguna de sus articulaciones.

Los investigadores se sorprendieron al descubrir que, incluso, con una lesión en la rodilla que normalmente causa una rápida degeneración del cartílago, los ratones sin grasa estaban protegidos de la osteoartritis.

Luego, los investigadores implantaron una pequeña porción de grasa debajo de la piel de estos ratones, tan pequeña que no tuvo ningún efecto sobre su peso corporal, comprobando que los ratones se volvieron susceptibles a la osteoartritis, aunque no aumentaron de peso. Esto mostró a los investigadores que la grasa fuera de la articulación de la rodilla juega un papel fundamental en la salud del cartílago.

«Este estudio demuestra que los factores externos a la articulación de la rodilla pueden afectar a la salud del cartílago, lo que abre la puerta a una amplia gama de nuevos objetivos de tratamiento de la osteoartritis que podemos investigar. Una vez que identificamos los factores emitidos por las células grasas que son responsables de estos efectos en la articulación, esperamos desarrollar nuevos medicamentos para atacarlos», han zanjado los investigadores.

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