Kaboré desvela su Gobierno y pone al líder de la oposición al frente del Ministerio de Reconciliación
El presidente de Burkina Faso, Roch Marc Christian Kaboré, ha desvelado la composición de su nuevo Gobierno tras su victoria en las elecciones del 22 de noviembre, un Ejecutivo en el que destaca el nombramiento del destacado opositor Zéphirin Diabré como ministro para la Reconciliación.
Kaboré, cuya reelección en primera vuelta fue confirmada en diciembre, prometió tras jurar el cargo el 29 de diciembre que buscaría «definir las vías de la reconciliación nacional» en el país, sacudido durante los últimos años por el yihadismo y el repunte de las tensiones intercomunitarias.
Así, se había barajado en los últimos días que Diabré, líder de la Unión para el Progreso y el Cambio (UPC), pudiera recibir algún cargo en el Gobierno, lo que ha sido confirmado oficialmente por Kaboré, quien le ha puesto al frente de una cartera que rinde cuentas directamente a la Presidencia.
El presidente de la UPC y líder de la oposición quedó en tercer lugar en las elecciones, con el 12,46 por ciento de los votos, por detrás de Kaboré, que recabó el 57,74 por ciento de los apoyos; y de Eddie Komboigo, cercano al expresidente Blaise Compaoré y quien se hizo con el 15,54 por ciento de los respaldos.
El nuevo Ejecutivo cuenta con 33 ministros, uno más que el anterior, precisamente por la entrada de Diabré en el Gobierno. Sin embargo, Kaboré ha anunciado únicamente doce salidas, por lo que el grueso de su Gobierno –en el que habrá nueve mujeres, dos más que en el anterior– sigue sin cambios.
Entre los principales nombramientos figuran Moumina Cheriff Sy como ministro de Defensa, Ouasséni Compaoré al frente de Seguridad, Alpha Barry en Exteriores, Lassané Kaboré en Economía, Victoria Ouédraogo Kibora en Justicia, Stanislas Ouaro en Educación, Charlemagne Ouédraogo en Sanidad, Hélène Marie Laurence Ilboudo en Mujer y Solidaridad Nacional, y Ousséni Tamboura en Comunicación y como portavoz del Ejecutivo.
Las elecciones tuvieron lugar en un ambiente de profunda inseguridad por la amenaza yihadista, ante el repunte de los ataques por parte tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región.
Dicha actividad ha contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado en los últimos meses a voluntarios para que ayuden en la lucha antiterrorista.