Mozambique aumenta sus contactos internacionales para obtener ayuda para luchar contra el yihadismo
El presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, ha destacado este miércoles que su Gobierno ha incrementado los contactos a nivel internacional para obtener ayuda en su lucha contra los grupos terroristas que operan en el norte del país, que han incrementado drásticamente sus ataques durante los últimos años.
Nyusi, quien ha incidido en que esta ayuda no dañará los intereses nacionales, ha rechazado «hablar públicamente sobre las estrategias que el país debe adoptar», si bien ha reconocido que varios países, incluidos los de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), han ofrecido apoyo.
«Los mozambiqueños necesitamos desarrollar nuestras propias capacidades. Estaremos en la línea de frente defendiendo al país. Nadie lo hará por nosotros», ha destacado durante un discurso a la nación, según ha informado la agencia estatal mozambiqueña de noticias, AIM.
«Tenemos que saber cómo gestionar este apoyo, ya que, de lo contrario, nos arriesgamos a crear una ensalada de intervenciones en Mozambique», ha explicado, antes de argüir que, si bien los ataques se incrementaron a partir de octubre de 2017, la insurgencia en la zona data de 2012.
En este sentido, ha sostenido que fue en este año cuando un grupo de extremistas encabezados por un ciudadano tanzano lanzó una campaña de desobediencia y reclamó a sus seguidores que sacaran a sus hijos de las escuelas públicas para llevarles a escuelas religiosas.
Nyusi ha resaltado además que la cúpula de estos grupos está integrada principalmente por extranjeros y ha agregado que entre los detenidos hay sospechosos de nacionalidad tanzana, congoleña, ugandesa, somalí y keniana, antes de prometer que se reforzará el entrenamiento y equipamiento a las fuerzas de seguridad para hacer frente a la amenaza.
«Reafirmamos que nuestra soberanía nunca será negociada o alquilada. Seguiremos invirtiendo en capacidades de combate de las fuerzas de defensa y seguridad para que puedan proteger todo el país», ha reseñado.
Por otra parte, el presidente ha rechazado afirmar que «el estado de la nación sea bueno» y ha argüido que los mozambiqueños «se sentirían traicionados» si hiciera esta declaración. «Nunca antes hemos vivido adversidades de la escala del terrorismo, los ataques en el centro del país (por parte del opositor Resistencia Nacional Mozambiqueña, RENAMO), la pandemia de coronavirus y el ciclón Idai , que azotó el país en marzo de 2019», ha enumerado.
De esta forma, ha puntualizado que la respuesta de las autoridades ha sido «innovadora» y ha defendido que ha logrado «renovar la esperanza». Así, ha manifestado que el Gobierno «nunca ha perdido su foco a la hora de defender los intereses de la población».
El presidente mozambiqueño ha cargado además contra las células de la RENAMO –grupo que firmó un acuerdo de paz con el Gobierno en agosto de 2019– que siguen activas y que continúan con sus ataques en las provincias de Manica y Sofala, en el centro del país. «No podemos hacer otra cosa que lanzar operaciones firmes contra este enemigo», ha prometido.
De esta forma, ha aplaudido al líder del RENAMO, Ossufo Momade, por desautorizar a la conocida como junta de este grupo y ha recordado que las conversaciones de paz arrancaron con el antiguo líder de la formación Afonso Dhlakama antes de su fallecimiento en 2018.
La provincia de Cabo Delgado y otras zonas del norte del país son escenario desde octubre de 2017 de ataques obra de milicianos islamistas a los que popularmente se conoce como Al Shabaab, sin que estén relacionados con el grupo del mismo nombre que opera en Somalia, y que desde mediados de 2019 han sido reivindicados en su mayoría por Estado Islámico en África Central (ISCA).
La filial de Estado Islámico ha recrudecido sus acciones desde el pasado marzo y desde agosto controla la ciudad portuaria de Mocimboa da Praia. En las últimas semanas, ha intensificado sus ataques y ha llevado a cabo decenas de decapitaciones, generando una ola de desplazamientos. Según el Gobierno, unas 500.000 personas han abandonado sus hogares huyendo de la violencia.