Investigadores españoles investigan el uso de las tijeras CRISPR contra el coronavirus
El genetista y biotecnólogo Lluís Montoliu, investigador en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) y también uno de los mayores expertos en tecnologías CRISPR, está dirigiendo un proyecto para utilizar las tijeras moleculares CRISPR contra el SARS-CoV-2, el virus que provoca el COVID-19.
En medio de la pandemia, Montoliu y otros investigadores se propusieron utilizar estas herramientas para atacar al genoma del sars-CoV-2 y evitar así su propagación. Si con su estrategia logran que el coronavirus desaparezca o disminuya en cultivos celulares, empezarían a experimentar con animales para, finalmente, llevar a cabo ensayos clínicos con personas. «Pero hay que ir paso a paso», afirma Montoliu, que insiste en que en la ciencia «no sirven las prisas».
«Entre la infinidad de herramientas CRISPR, hay una que utiliza una nucleasa específica, la Cas13d, capaz de cortar ARN (en lugar de ADN, como la mayoría de sistemas CRISPR). El ARN, que es la molécula intermediaria entre el ADN y la proteína, también es el genoma del coronavirus sars-CoV-2. El objetivo es llevar dentro de las células infectadas por coronavirus la herramienta Cas13d para que, con unas guías específicas de ARN, se aparee con el genoma del sars-CoV-2, lo corte, lo inactive y el virus deje de replicarse. Para esto era necesario colaborar con otros investigadores. Esta es una de las cosas positivas que ha traído la pandemia», explica sobre cómo funciona su técnica.
Para poner en marcha el proyecto, se pusieron en contacto con Dolores Rodríguez, viróloga del CNB-CSIC. La tercera parte del proyecto es el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, donde trabaja Miguel Ángel Moreno, especialista en CRISPR-Cas13. «Los tres planteamos un proyecto que fue seleccionado y está financiado por la Plataforma de Salud Global del CSIC. Pero tenemos que ir poco a poco. Primero hay que validar que la propuesta funciona con otros virus parecidos al SARs-CoV-2 con los que es más fácil trabajar. Una vez verificada la hipótesis, nos lanzaríamos a experimentar con el coronavirus en laboratorios de nivel 3 de seguridad», detalla.
Los investigadores comenzaron el proyecto en junio. «Propusimos el uso de tres virus distintos, el coronavirus sería el tercero. Antes vamos a utilizar otros dos que también tienen el genoma de ARN, lo que permite la misma aproximación tecnológica, pero en laboratorios de nivel 2 de bioseguridad. Allí es mucho más sencillo hacer todas las pruebas necesarias para saber qué cantidades de guía, proteína, célula, virus, etc., necesitamos para trasladar este sistema CRISPR a células infectadas por coronavirus y ver que baja la carga viral. Estamos trabajando con el primer virus, en cuanto lo comprobemos pasamos al segundo, que ya se parece más al SARs-CoV-2», añade.
En relación a cuánto puede durar todo el proceso hasta llegar al ensayo clínico con humanos, el investigador detalla que se «daría por satisfecho» si con el proyecto financiado, que se centra en la parte celular y dura un año, validan su hipótesis. «Así podríamos solicitar financiación para hacer lo mismo con animales. Esto llevaría como mínimo otro año, luego no podríamos pensar en ensayos clínicos con personas hasta 2022 o 2023. Por mucho que queramos correr, yo suelo decir: Investígame despacio, que tengo prisa . En casos como el de la hidroxicloroquina se ha corrido tanto que los fármacos no funcionaban y ha habido que recular. Mejor ir paso a paso», concluye.