Anestesiólogos reivindican la capacidad de sus UCI y advierten de la «imprudencia» de que se prescinda de ellas

La Sección de Cuidados Intensivos de la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR), a la que pertenecen más de 500 anestesiólogos de toda España, reivindica la capacidad sus Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para atender a pacientes críticos, y trasladan a la opinión pública y las autoridades sanitarias su «absoluta voluntad de colaboración», teniendo en cuenta la «enorme» capacidad de la Anestesiología en hospitales grandes y pequeños en todo el territorio nacional.

En un comunicado, firmado por Pablo Monedero, vicepresidente de la Sección de Cuidados Intensivos de la SEDAR, y Ramón Peyró y Daniel Paz, de la misma sección, piden que se reflexione sobre la «imprudencia y falta de responsabilidad» que supone que «en ciertos hospitales se prescinda de la reiterada oferta de colaboración de Servicios de Anestesiología a participar en la atención de pacientes críticos, privando a la población de recursos altamente especializados y de calidad en un momento de extrema necesidad».

«No es el momento de discusiones entre especialidades y mucho menos, como lamentablemente hemos tenido que ver, de descalificaciones. Es el momento de emplear todos los recursos disponibles. Tiempo habrá de revisar nuestro modelo de cuidados intensivos y sus limitaciones en cuanto a capacidad de adaptación a situaciones como las que estamos viviendo», añaden.

Tal y como recuerdan el en documento, en España existen dos especialidades médicas con plenas competencias en la atención de pacientes en estado crítico: la especialidad de Medicina Intensiva y la especialidad de Anestesiología y Reanimación. En base a esta realidad, hay en España dos tipos de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), según la especialidad de los médicos que las atienden, las Unidades de Cuidados Intensivos atendidas por médicos especialistas en Medicina Intensiva, que al inicio de la pandemia representaban aproximadamente el 75% del total de camas y las UCI atendidas por anestesiólogos, que suponían aproximadamente el 25% restante.

En marzo de 2020, existían en España al menos 72 UCI de Anestesia, también llamadas Unidades de Reanimación o de críticos, censadas y distribuidas por toda la geografía, pero con localización preferente en Madrid, Galicia, País Vasco y Comunidad Valenciana, con un total de 897 camas en las que trabajaban 765 anestesiólogos, un 22% de ellos de forma exclusiva y un 78% compaginándolo con actividad en quirófanos complejos. Además, los anestesiólogos se ocupan de más de 3.000 camas de recuperación posanestésica (URPA) en funcionamiento.

En la mayoría de hospitales las UCI de Anestesia coexisten con las de medicina intensiva, en algunos solo existen las UCI de medicina intensiva y en menor número las UCI de Anestesia son las únicas con camas de intensivos. En los 69 hospitales registrados con ambos tipos de UCI, las de Anestesia tenían 846 camas frente a las 1.135 de Medicina Intensiva que convivían con otras 352 camas de Cuidados Intensivos Monográficas atendidas por otras especialidades (unidades coronarias, unidades de grandes quemados, UCI pediátricas, etc.).

Durante la primera ola de la pandemia, las 72 UCI de anestesia registradas aumentaron en número (hasta 97) e incrementaron su tamaño de manera muy importante alcanzando las 2.500 camas por transformación de unidades intermedias y URPA y gracias a la incorporación a estas nuevas unidades de médicos anestesiólogos con actividad habitual en quirófano, que es otro punto del hospital donde se atiende pacientes en estado crítico.

Asimismo, recuerdan que estos primer meses el número de anestesiólogos implicados en la atención de pacientes críticos pasó de los 765 censados en marzo a más de 2.000, «de los que el 70% trabajaron durante meses en exclusiva en las UCI de Anestesia participando en muchos casos en proyectos internacionales de investigación sobre COVID-19».

«Ante situaciones de crisis sanitaria como la que estamos viviendo, en la que se requieren espacios y equipos técnicos y humanos adicionales para tratar a los pacientes críticos, todos los países del mundo actúan de la misma manera: reduciendo la actividad quirúrgica no urgente y desplazando parte de los recursos materiales y parte de los anestesiólogos que se liberan, a la atención de pacientes críticos», señalan.

Ello es posible, continúan, «porque que un número muy importante de anestesiólogos que trabajan en quirófanos de cirugía mayor (cirugía cardiaca, cirugía torácica, cirugía vascular mayor, cirugía oncológica) practican diariamente cuidados intensivos del paciente crítico en quirófano, y con frecuencia complementan su actividad con trabajo en las UCI de Anestesia y tienen la formación y capacitación para atender pacientes críticos en estas unidades.

Actualmente, la especialidad de Anestesiología y Reanimación es la tercera especialidad en cuanto a volumen de profesionales en España y la primera en cuanto a número de especialistas en los hospitales. «La Anestesiología de nuestro país cuenta con más de 5.000 especialistas en ejercicio, con competencias, conocimientos y destrezas, equipos y espacios para actuar como garantes de incrementos puntuales de camas de cuidados intensivos en caso de necesidad», advierte.

Ante estos datos, recuerda que en la primera ola de la pandemia por SARS-COV2 fueron los servicios de Anestesiología y Reanimación de todo el país los que «han aportado la mayor parte del incremento de recursos que han sido necesarios para tratar a los pacientes graves, sin llegar, en términos generales, a su máxima capacidad».

«Lamentablemente, por desconocimiento de nuestros gestores en ocasiones, y lo que es peor, por absurdas rivalidades profesionales en otros, en algunas ocasiones no hemos aprovechado adecuadamente toda la capacidad de la Anestesiología española para colaborar en esta crisis», crisis.

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