La ONU pide a la comunidad internacional que no aguarde a la declaración de hambruna en Yemen para actuar
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) ha advertido de que 360.000 niños de Yemen corren grave peligro de morirse de hambre a menos que sigan recibiendo tratamiento en un contexto extremadamente duro, como es la guerra, y ante la lentitud en la respuesta de la comunidad internacional, que parece aguardar a que se declare el estado de hambruna en el país para actuar.
«Si esperamos a que se declare la hambruna, ya será demasiado tarde porque la gente se va a morir», ha señalado el PMA en un comunicado donde avisa que ya ha tenido que limitar las distribuciones en el norte del país si no recibe una cantidad solicitada de 200 millones de dólares al mes, el mínimo imprescindible para abarcar a toda la población.
En Yemen hay, ahora mismo, diez millones de personas que se enfrentan a una escasez aguda de alimentos», en palabras de la portavoz del PMA, Elisabeth Byrs, sobre un país que lleva cinco años en guerra entre el Gobierno y los insurgentes huthis, agravada por la intervención de actores internacionales como Arabia Saudí e Irán, que han enquistado el conflicto y agravado la crítica situación del que era, ya por entonces, uno de los países más pobres del mundo.
«Estamos dando la voz de alarma para estas personas, porque su situación se está deteriorando debido a la escalada de la violencia y debido a los bloqueos, las limitaciones y el impacto socioeconómico de el coronavirus, porque esta gente no pueden ir a buscar trabajo, tienen que quedarse en casa, no pueden alimentarse y alimentar a sus familias», ha avisado.
Así, en 2020, el desayuno de una familia yemení «ya no es frijoles y pan, sino solo pan y la cena es solo arroz en lugar de arroz y vegetales», ha avisado Byrs, antes de señalar que unos 20 millones de personas padecen inseguridad alimentaria en todo el país. Solo 13 millones reciben la ayuda necesaria.
El objetivo del PMA «es el de mantener una red de seguridad para estas personas durante el mayor tiempo posible», pero la dificultad de la situación ha obligado a dar prioridad a niños menores de cinco años y madres embarazadas o en período de lactancia.
«Pero a menos que los donantes den un paso adelante, la agencia puede tener que reducir su programa de prevención, que proporciona alimentación complementaria general a todos los niños menores de dos años, así como a mujeres embarazadas o en período de lactancia, un millón de las cuales requieren tratamiento para la desnutrición aguda», ha advertido, para concluir, la portavoz del PMA.