Geriatras niegan que se rechazaran derivaciones de residentes a hospitales y afean la «tergiversación» de los protocolos
Aseguran que en Madrid se realizaron 10.300 traslados y si se pautó el manejo dentro del centro era por su bien: «La situación en los hospitales era de guerra»
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha subrayado que se han «malinterpretado» y «tergiversado» por grupos de interés «variopinto» el sentido de los protocolos y circuitos puestos en marcha sobre el tratamiento de ancianos de residencias durante la crisis del coronavirus, ha defendido la labor de este colectivo médico y han negado que se haya rechazado su derivación a hospitales de Madrid, como revela los 10.300 efectuados.
También ha asegurado que cuando a un residente se le ha intentado manejar en su residencia ha sido porque la derivación al hospital «no le iba a proporcionar un beneficio en su pronóstico vital» y ha recordado que en el periodo «más virulento» de la pandemia la situación de los hospitales era «de guerra».
Al respecto, ha apuntado que los hospitales que habiendo aumentado el número de camas en un 30 por ciento tenían más de 200 pacientes pendientes de una cama para ingresar en planta, esperando en los servicios de Urgencia; con UCis que habiendo incrementado su capacidad en un 400 por ciento estaban «tensionadas al máximo para tener capacidad para atender a pacientes que muy probablemente se beneficiarían del tratamiento en ese tipo de unidades».
«Un entorno no adecuado a personas tan frágiles y tan dependientes, sin un beneficio para ellos», según ha recalcado el presidente de esta sociedad, José Augusto García Navarro, para aludir a los marcos establecidos para el tratamiento de residentes durante la pandemia y aseverar que en España «no ha pasado nada diferente al resto del mundo occidental». Así, ha apuntado que el porcentaje de fallecidos de Covid-19 sobre el total es del 82 por ciento en Canadá, el 51 por ciento en Francia o el 58 por ciento en Noruega
Precisamente la cuestión del protocolo de supervisión médica en Madrid ha generado polémica a raíz del envío por error de un borrador que aludía a restricciones en la derivación de hospitales, algo que la Consejería de Sanidad ha dicho que «nunca» se llegó a aplicar. No obstante, el PSOE ha pedido la dimisión del titular de este departamento, Enrique Ruiz Escudero, y Unidas Podemos pedirá su reprobación.
IMPLICACIÓN DE LOS GERIATRAS EN MADRID
En este sentido, ha defendido que la implicación de los Servicios de Geriatría madrileños en esta epidemia ha sido «excepcionalmente elevada» porque a su labor en la asistencia hospitalaria de los pacientes mayores con Covid-19 ingresados en los hospitales, han añadido la puesta en marcha de la figura del «geriatra de enlace» con los centros residenciales para valorar la «idoneidad del ingreso de los pacientes de residencias, siempre buscando el máximo beneficio y calidad de vida para cada persona. Un trabajo realizado durante 14 horas al día de lunes a domingo, al servicio de los más vulnerables».
También ha extendido este reconocimiento al trabajo de los geriatras en las residencias de ancianos que disponen de ellos, que son «sólo una minoría», por su entrega «excepcionales implementando tratamientos de soporte y paliativos según la valoración de cada residente».
Además, ha negado que el ingreso hospitalario a los ancianos de la Comunidad de Madrid como revelan los datos, pues 10.300 residentes han sido trasladados desde su residencia a hospitales desde el 1 de marzo hasta el día 5 de junio (una media de 106 cada día).
De hecho, ha enfatizado que el día 6 de abril se alcanzó un pico de 206 traslados de residencias a hospitales; de los 2.226 pacientes ingresados en La Paz entre el 25 de febrero y el pasado 19 de abril, el 32 por ciento (709 personas) provenían de una residencia de mayores. «Y así en el resto de hospitales», ha remachado.
«¿POR QUÉ SE CRITICA EL TRABAJO DE FORMA TAN BELIGERANTE SI NO LO AVALAN LOS DATOS?»
«¿Por qué se critica ahora este trabajo de forma tan beligerante si no lo avalan los datos ni las comparativas internacionales, y cuando los clínicos de hospitales y residencias han demostrado una altísima implicación?», se ha preguntado en un comunicado.
En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha señalado que una clave es que ahora «todos intentan buscar un culpable», especialmente ahora que hay «centenares» de denuncias en los juzgados. «Pero hay que recordar, a pesar de la dureza de la situación vivida, que hay un solo culpable: la enfermedad por coronavirus, la Covid-19.
Otro aspecto es que se han «malinterpretado el sentido de los protocolos y circuitos puestos en marcha, tergiversación realizada por grupos de interés variopintos».
«Y no han explicado la verdadera orientación de los mismos: dar la mejor atención en el entorno más adecuado a las personas mayores más vulnerables. Aun cuando estas decisiones no sean del agrado de todos».
Otro aspecto es que en residencias de mayores, que veían cómo se incrementaba la complejidad de personas atendidas, se afanaron en reforzar sus equipos médicos y de enfermería desde hace años y de forma voluntaria. «La gran mayoría, en mi opinión, posiblemente no lo ha hecho porque no les obligaba la normativa. Habrá que reflexionar sobre este tema en el futuro», ha agregado.
LA SITUACIÓN DE ESPAÑA NO DIFIERE DE OTROS PAÍSES
Para García Navarro la situación de España no difiere de la de otros países en cuanto a la mortalidad de ancianos por una enfermedad que, como ha recordado, no existe tratamiento curativo y afecta a las personas más vulnerables.
Así, ha recordado que el porcentaje en residencias de ancianos sobre el total de fallecidos es «muy alto en todo el mundo», con el 82 por ciento en Canadá, el 51 por ciento en Francia, el 58 por ciento en Noruega, el 49 por ciento en Suecia, el 40 por ciento en Estado Unidos o el 30 por ciento (sólo confirmados por PCR) en España. «Como se puede observar hablamos de países de alto nivel de desarrollo económico y social», ha apuntado.
«Afortunadamente los que han tomado decisiones clínicas en el día a día son geriatras en los hospitales y en las residencias que disponen de ellos. Y con el soporte de los equipos de Atención Primaria en las residencias que no disponen de geriatras. Y para todos ellos ha supuesto un ejercicio constante de habilidad clínica, comunicativa y ética. Siendo conscientes de que la enfermedad es terrible y no tiene tratamiento curativo y las personas que atienden son muy delicadas», ha zanjado.