La Liga Árabe dice que la situación es «muy delicada» y tilda de «extremadamente alarmantes» los disturbios

El Banco Central responde a las críticas y defiende su papel ante el desplome de la libra

La Liga Árabe ha afirmado este miércoles que la situación en Líbano es «muy delicada» y ha recalcado que los recientes enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad ante la crisis económica y social son «extremadamente alarmantes».

El vice secretario general del organismo regional, Hosam Zaki, ha alertado de «los rápidos acontecimientos en el escenario libanés y la peligrosa escalada en las calles libaneses entra manifestantes y el Ejército, específicamente en Trípoli», según un comunicado publicado por la Liga Árabe en su cuenta en la red social Facebook.

En el mismo, ha resaltado que «la delicada situación en Líbano, especialmente en las calles, podría degenerar rápidamente hacia unas consecuencias peligrosas», antes de expresar su deseo de que el Ejército y las fuerzas de seguridad muestren «profesionalidad y responsabilidad» ante esta situación «para evitar que el país se dirija hacia lo desconocido».

Zaki ha reclamado además al Gobierno que «acelere las medidas prácticas para la reforma económica y para satisfacer las demandas legítimas del pueblo libanés», al tiempo que ha hecho hincapié en que «todas las partes deben mostrar un espíritu de responsabilidad nacional».

En este sentido, ha incidido en que los líderes políticos nacionales deben jugar su papel «para preservar la unidad nacional y la paz civil y evitar cualquier acción que pueda encender las calles». «La Liga Árabe muestra solidaridad con Líbano y su pueblo ante esta etapa difícil y delicada», ha remachado.

Los enfrentamientos estallaron el lunes en la ciudad de Trípoli (norte) y se saldaron con la muerte de un manifestante. A pesar de que las manifestaciones se han sucedido en otras zonas del país, han sido especialmente violentas en esta ciudad.

Los enfrentamientos estallaron cuando una protesta contra la crisis económica en el país derivó en disturbios después de que varias personas bloquearan calles y atacaran una serie de sedes bancarias con cócteles molotov.

Durante la jornada del martes, cientos de manifestantes incendiaron nuevamente varias sedes bancarias y dos vehículos policiales, incidentes en los que lanzaron piedras contra varios militares, que respondieron lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de goma.

El Ejército libanés ha afirmado este miércoles que más de 80 soldados resultaron heridos durante las protestas del martes, que se saldaron además con 20 detenidos, según ha informado la agencia estatal libanesa de noticias, NNA.

Los incidentes han tenido lugar después de un nuevo cruce de acusaciones entre políticos del país por las declaraciones de la semana pasada del primer ministro, Hasán Diab, contra el gobernador del Banco Central, Riad Salamé, en relación con la crisis económica.

Diab acusó a Salamé –quien lleva en el cargo desde 1993– de orquestar el desplome de la libra libanesa y criticó las «sospechosas» políticas del Banco Central, al tiempo que exigió que «diera un paso al frente y anunciara la honesta verdad».

Posteriormente, denunció que «la corrupción en Líbano disfruta de la protección de la política y los políticos, además de las sectas y los líderes religiosos», lo que ha provocado una catarata de acusaciones cruzadas entre diversos sectores del país.

SALAMÉ RESPONDE A LAS CRÍTICAS

Salamé ha realizado este mismo miércoles una comparecencia pública para responder a las críticas y ha negado que haya habido gastos encubiertos, antes de recalcar que el Banco Central «no tiene que coordinarse con el Gobierno para cada circular» que emite.

«Defenderemos la independencia del Banco Central y nuestras circulares están en línea con las leyes», ha dicho, antes de afirmar que el desplome de la lira frente al dólar «es complicado ante la falta de billetes de dólar» para mantener la tasa de cambio.

«El asunto de la tasa en las casas de cambio está sujeto a demanda y está afectado por los shocks , pero no nos hemos quedado de brazos cruzados y hemos intentado estabilizar la tasa de cambio», ha defendido, tal y como ha recogido el portal libanés de noticias Naharnet.

Por otra parte, ha afirmado que los depósitos de lis ciudadanos «aún existen en el sistema bancario», en un intento por tranquilizar a la población, si bien ha destacado que «dejó de dar garantías tras los sucesivos y destructivos shocks » sufridos por el país durante los últimos años.

Salamé ha manifestado además que el Banco Central ha dado financiación al Estado para cubrir los gastos de los Presupuestos, pero «no está detrás de ellos». «No tenemos jurisdicción para monitorizar cómo se gasta ese dinero», ha zanjado.

Por su parte, la embajadora estadounidense en Líbano, Dorothy Shea, se ha reunido con Diab durante la jornada y ha destacado que «la frustración de la población libanesa por la crisis económica es comprensible y las demandas de los manifestantes están justificadas».

«Sin embargo, los incidentes de violencia, amenazas y destrucción de propiedades son muy preocupantes y deben parar», ha dicho a través de Twitter, antes de pedir «una conducta pacífica y contención por parte de todos».

CONTINÚAN LAS PROTESTAS

A principios de la semana pasada, decenas de personas mostraron su descontento por las calles del país. Si bien unos optaron por manifestarse en plazas y calles, otros lo hicieron a través de sus vehículos haciendo sonar sus bocinas y mostrando pancartas.

Líbano está experimentando su peor crisis económica desde la guerra civil (1975-1990). El país cuenta con una de las deudas públicas más elevadas del mundo, por encima del 150 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que el déficit llegó al once por ciento en 2018.

La moneda nacional, la libra libanesa, estaba en paridad con el dólar desde 1997, pero perdió cerca del 60 por ciento de su valor en las semanas previas a la caída del Gabinete del ya ex primer ministro Saad Hariri, quien se vio forzado a dimitir en octubre debido a la grave crisis económica.

Tras varios meses de parálisis por la falta de acuerdo, los partidos lograron conformar un nuevo Ejecutivo con Diab como primer ministro que recibió la aprobación del Parlamento en febrero.

Sin embargo, los manifestantes criticaron que el Parlamento aprobara a finales de enero los Presupuestos en una polémica sesión, rechazada por varios partidos políticos que consideran que el nuevo Gobierno no podía debatir este asunto hasta que no haya obtenido la confianza del propio Parlamento.

En el centro de las críticas estaba además el hecho de que el borrador de Presupuestos fue presentado el año pasado por el Gobierno de Hariri y no contempla por tanto la deteriorada situación económica que sufre Líbano en estos momentos.

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