Afganistán rechaza las críticas de los talibán sobre el proceso de paz y les acusa de aumentar sus ataques
La Presidencia de Afganistán ha rechazado las acusaciones de los talibán por la falta de avances en el proceso de paz y ha recalcado que el incremento de los ataques de los insurgentes revela que no están comprometidos con una reducción de la violencia en el país asiático.
«El Gobierno de Afganistán está totalmente comprometido con poner fin a la guerra en el país, aplicar todas las medidas necesarias, incluido el decreto para la liberación de combatientes talibán, y negociar para la paz y la reducción de la violencia con los talibán», ha dicho el portavoz de la Presidencia, Sediq Sediqi.
Así, ha destacado que el Ejecutivo ya ha nombrado a la delegación negociadora, criticada igualmente por los talibán, y ha hecho hincapié en que «el reciente incremento» de los ataques por parte de los insurgentes contra civiles y fuerzas de seguridad revela que el grupo «continúa usando la violencia contra el pueblo y el Gobierno afgano».
Sediqi ha lamentado a través de una serie de mensajes publicados en su cuenta en la red social Twitter que los talibán hayan ignorado los llamamientos internacionales a favor de un alto el fuego durante el mes de Ramadán y que «insistan en combatir contra el pueblo musulmán de Afganistán».
Por último, Sediqi ha recordado que el Gobierno ha pedido a los insurgentes que «actúen para poner fin a la violencia y lograr la paz» y que «adopten las medidas necesarias, incluido el nombramiento de un equipo negociador, para iniciar conversaciones directas».
CRÍTICAS DE LOS TALIBÁN
Las palabras de Sediqi han llegado después de que los insurgentes acusaran al Ejecutivo de «crear obstáculos» para impedir progresos en un proceso de paz en el país y recalcaran que el grupo ha cumplido con su parte «de cara a la paz y al fin de las hostilidades».
El portavoz de los insurgentes, Zabihulá Muyahid, publicó el domingo un comunicado en el que sostuvo que el histórico acuerdo del 29 de febrero con Estados Unidos «supuso una hoja de ruta para una resolución pacífica a los 19 años de conflicto».
«El acuerdo, respaldado por el Consejo de Seguridad (de Naciones Unidas) y la comunidad internacional en general, dice claramente que tras la ceremonia de la firma serían liberados 6.000 presos de ambas partes en un periodo de diez días y se abriría un camino para negociaciones intraafganas», indicó.
Muhayid acusó al Gobierno afgano de «tener interés en que continúe la guerra» y de «crear obstáculos desde el primer día» para evitar la aplicación del acuerdo, citando concretamente «retrasos en el proceso de liberación de presos» y «el no haber nombrado un equipo negociador inclusivo y no haber resuelto sus disputas internas».
En este sentido, cargó además contra Estados Unidos y la OTAN por «no haber cumplido con sus responsabilidad en la aplicación de los artículos del acuerdo» y «haber entregado millones de municiones a la Administración de Kabul con el objetivo de continuar e intensificar la guerra, lo que es un paso provocativo».
AUMENTO DE LAS VÍCTIMAS CIVILES
La Misión de Asistencia de Naciones Unidas en el país centroasiático (UNAMA) ha denunciado este lunes que más de 550 civiles han muerto, incluidos más de 150 niños, en el marco de la guerra de Afganistán en el primer trimestre de 2020.
El informe señala un «preocupante aumento de la violencia» en marzo, después de que los talibán firmaran con Estados Unidos el acuerdo de paz de Doha, que fija un calendario de retirada de tropas estadounidenses e internacionales pero no así un alto el fuego.
El informe indica que las fuerzas antigubernamentales siguen siendo las responsables de la mayoría de las bajas civiles, el 55 por ciento del total en el primer trimestre, provocando la muerte de 282 personas y heridas a otras 428. El 39 por ciento de estas víctimas civiles fueron provocadas por acciones de los talibán, mientras que Provincia del Jorasán, la filial afgana de Estado Islámico, causó el 13 por ciento de las víctimas civiles.
El número de muertes de civiles causadas por los insurgentes, especialmente los talibán, ha aumentado un 22 por ciento en los primeros tres meses de 2020 en comparación con el mismo periodo de 2019, principalmente por el aumento de «ejecuciones sumarias y asesinatos selectivos».
Por su parte, las fuerzas progubernamentales afganas han sido responsables del 32 por ciento de las bajas civiles, causando la muerte de 198 personas y dejando heridas a otras 214. Las fuerzas leales al Gobierno de Kabul han provocado más bajas de niños en el primer trimestre de 2020 que los insurgentes y el doble de muertes de menores de edad, «principalmente debido a ataques aéreos y a intercambios de fuego durante enfrentamientos», según la misión de la ONU.
PROBLEMAS EN EL PROCESO DE PAZ
La materialización del intercambio de prisioneros sigue siendo el principal escollo para el inicio de las conversaciones entre líderes afganos, contemplado también en el acuerdo de paz de Doha, que estableció un calendario de retirada de las tropas estadounidenses e internacionales pero no un alto el fuego.
El Gabinete afgano aceptó liberar a 1.500 presos como gesto de buena voluntad para posibilitar el diálogo con los talibán pero los milicianos exigen que entregue a los 5.000 prisioneros contemplados en el pacto firmado con Estados Unidos.
Por contra, la Presidencia afgana ha condicionado estas liberaciones y ha pedido a los talibán que «reduzcan la violencia» y «el asesinato de afganos», ante el incremento de los ataques por parte de los insurgentes.
Desde entonces ha procedido a la liberación de cerca de 600 talibán, si bien el grupo ha denunciado que muchos de ellos no figuraban en las listas acordadas. Por su parte, Kabul ha indicado que entre los liberados por parte de los insurgentes hay personas que no son miembros de las fuerzas de seguridad.
Asimismo, los talibán denunciaron el 19 de abril un total de 50 ataques por parte de las fuerzas estadounidenses y afganas contra sus posiciones desde la firma del acuerdo con Washington el 29 de febrero y acusaron a Estados Unidos de violar los términos del mismo.
Estados Unidos ha recordado en varias ocasiones que el acuerdo contempla que actuará para defender a las fuerzas de seguridad afganas a repeler ataques por parte de los talibán, que han incrementado sus operaciones en el país tras los siete días de «reducción de la violencia» previos a la firma del pacto.