El CICR avisa de que los efectos de la violencia en México y Centroamérica se recrudecen con el coronavirus
Los consecuencias humanitarias de la violencia que sufren los países de Centroamérica y México no solo no han cesado, sino que se han recrudecido en el contexto de la pandemia del coronavirus, según ha alertado la delegación regional del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en su informe de 2020.
«Las comunidades afectadas por la violencia y la marginación serán quienes sufran más por los efectos de la pandemia a largo plazo, por lo que se necesitan acciones coordinadas para protegerlos», ha dicho el jefe de la delegación regional del CICR, Jordi Raich, en un comunicado.
Raich ha planteado que «todas las medidas que se tomen para enfrentar esta situación deberían tener en cuenta la necesidad y la no discriminación, así como los derechos y necesidades específicas de los más vulnerables».
Así, ha defendido que, «en medio de la crisis mundial desatada por la pandemia del coronavirus, la labor humanitaria neutral e independiente capaz de contribuir a mitigar el sufrimiento, en especial de los más vulnerables, se hace hoy más indispensable que nunca».
En el último año, el CICR ha centrado su acción en Centroamérica y México en las personas migrantes, privadas de libertad, los familiares de desaparecidos, así como personas en comunidades particularmente afectadas por la violencia, beneficiando directamente a un total de 207.600 personas.
El CICR ha llamado la atención sobre el hecho de que «en la región siguen desaparecidos miles de individuos a raíz de conflictos armados pasados y todos los días se registran nuevas desapariciones por situaciones de violencia o procesos migratorios».
«Hacen falta mecanismos eficaces de búsqueda, acciones coordinadas a nivel regional y procesos forenses de calidad para encontrarlas. Cada desaparición genera múltiples necesidades humanitarias, que pueden crear o aumentar condiciones de vulnerabilidad para quienes buscan», ha indicado Raich.
También ha querido resaltar el incremento de los homicidios en México, que «conlleva a una intensificación de las consecuencias humanitarias asociadas, como la desaparición, el desplazamiento interno, las restricciones al movimiento, la extorsión y la dificultad de acceso a servicios de educación y salud, entre otros».
«Los grupos armados continúan exhibiendo su capacidad y su predisposición a usar la violencia para lograr sus objetivos, generando miedo en las comunidades donde están presentes, con consecuencias –visibles e invisibles– también en la salud mental de los pobladores», ha dicho el jefe adjunto de la delegación regional, Martin de Boer.