Ruanda aplaude la deportación desde Uganda de dos sospechosos de un ataque en 2019
El Gobierno de Ruanda ha aplaudido este miércoles la liberación de trece de sus ciudadanos por parte de Uganda y la deportación de dos hombres acusados de participar en un ataque ejecutado en octubre de 2019 en Kinigi.
El Ministerio de Exteriores ruandés ha confirmado que, en respuesta, ha deportado a 20 ugandeses al país vecino y ha sostenido que es necesario que Kampala aborde «asuntos urgentes» que están pendientes entre ambos países.
Entre ellos figuran la «verificación de operaciones y actividades de recaudación de fondos» por parte de varios rebeldes y la «verificación de la presencia» de supuestos miembros del grupo rebelde RUD-Urunana en el país.
«El Gobierno de Ruanda espera que estas acciones por parte de Ruanda contribuyan a eliminar todas las formas de apoyo por parte de Uganda a elementos desestabilizadores antiruandeses y grupos terroristas», ha señalado.
Asimismo, ha resaltado que las autoridades de Kigali están «totalmente comprometidas a cumplir con sus obligaciones» en lo relativo al memorando de entendimiento pactado recientemente entre ambas partes en Angola.
Los presidentes de Uganda y Ruanda, Yoweri Museveni y Paul Kagame, respectivamente, pactaron a principios de febrero mejorar las relaciones y liberar a ciudadanos del país vecino detenidos, en el marco del incremento de las tensiones entre Kampala y Kigali.
El acuerdo fue alcanzado durante una cumbre celebrada en Luanda, en el marco de los esfuerzos diplomáticos de República Democrática del Congo (RDC) y Angola para rebajar las fricciones bilaterales.
Así, ambos países se comprometieron a llevar a cabo cualquier acción que «pueda crear la percepción de que apoya, financia, entrena o infiltra a fuerzas desestabilizadoras en el país vecino».
Las partes acordaron además que la próxima cumbre a cuatro se celebrará el 21 de febrero en el paso fronterizo de Katuna, cerrado el año pasado en el marco de las tensiones. En dicho encuentro se abordarán los avances en la aplicación de los compromisos.
CRUCE DE ACUSACIONES
El Gobierno ruandés ha acusado a Kampala de apoyar a los grupos rebeldes que se oponen al presidente del país, Paul Kagame, incluido el Congreso Nacional de Ruanda (RNC) y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
Kampala, por su parte, ha acusado a Ruanda de imponer efectivamente un embargo comercial a Uganda. Asimismo, negó que exista una «caza de brujas» contra los ruandeses que viven en el país, tras las acusaciones de Kigali en este sentido.
El incremento de las tensiones bilaterales ha hecho aumentar la preocupación sobre un conflicto subsidiario entre ambos países y Burundi –también enfrentado diplomáticamente con Ruanda– en el este de RDC, donde apoyan a diversos grupos armados.
«Las intensificadas hostilidades entre los estados en los Grandes Lagos amenaza con un retorno a las guerras regionales que desgarraron la región en las décadas previas», alertó recientemente el think tank International Crisis Group (ICG).
A su llegada hace un año a la Presidencia de RDC, Félix Tshisekedi apostó por la vía diplomática –con la mediación de Lourenço–, si bien la misma se había estancado y recientemente ha abierto la puerta a una cooperación militar con los citados países para luchar contra los distintos rebeldes.
En este sentido, el ICG recalcó que Tshisekedi «debería priorizar la vía diplomática (…) para calmar las tensiones entre sus vecinos» dado que un conflicto subsidiario «podría desestabilizar aún más RDC e incluso provocar una crisis de seguridad de gran calado a nivel regional».