Sordo no ve la fecha de investidura «tan importante», pero avisa de que hay reformas que «no pueden esperar»
Asegura que, si no hay «cambios» en legislación laboral, se irá a «un escenario de movilización sin duda»
BILBAO, 26
El secretario general de CC.OO., Unai Sordo, ha afirmado que, aunque la fecha para la investidura «no es tan importante», hay «reformas muy estratégicas que no pueden estar esperando más tiempo» a que haya un nuevo Gobierno y una legislatura «medianamente estable».
Asimismo, ha advertido de que, si con el nuevo Ejecutivo no hay «cambios» en la legislación laboral, «iremos a un escenario de movilización sin ningún género de duda».
En una entrevista concedida a Onda Vasca, recogida por Europa Press, Sordo ha opinado que «urge tener gobierno», por lo que la investidura del nuevo presidente «no se puede demorar ni se puede frivolizar con las fechas», aunque, «llegados a este punto, que sea el 30 de diciembre, el 5 de enero o el 8 de enero no es tan importante».
En todo caso, ha subrayado que, «en la cuestión de fondo, hace falta un gobierno en funciones cuanto antes, una estabilidad parlamentaria que permita abordar reformas de mucho calado que tiene España, como cualquier otro país de nuestro entorno», ya que hay «una agenda tremendamente importante en los próximos cuatro años».
De este modo, ha indicado que «hay reformas muy estratégicas que necesita un país ahora mismo en Europa, que no pueden estar esperando más tiempo por un gobierno en plenas funciones y no sólo un gobierno; esto no va de investidura, va de una legislatura medianamente estable para poner los raíles a una modernización importante que necesita este país».
El dirigente sindical ha indicado que, aunque se está siendo «muy cautelosos» en las negociaciones para la conformación de gobierno y «no se están retransmitiendo», un gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos «necesariamente va a tener que corregir en profundidad o revertir la reforma laboral del año 2012 y en algunos aspectos también de la de 2010».
«En eso vamos a estar, vamos a intentar que eso sea así», ha reivindicado Unai Sordo, que ha planteado la posibilidad de que, «en cuanto haya gobierno, se abra una mesa de diálogo social y ver la disposición de CEOE también a abordar estas cuestiones», si bien ha precisado que «no vamos a admitir el derecho a veto de nadie».
Por su parte, se ha mostrado «optimista» respecto a la posibilidad de que haya «cambios» en la legislación laboral y ha advertido de que, en caso contrario, «desde luego iríamos a un escenario de movilización sin ningún género de dudas».
Según ha defendido, «equilibrar» las relaciones laborales «pasa por corregir la reforma laboral» y, si «eso se hiciera con la profundidad que es necesaria, se podría abrir un espacio para abordar otros cambios de profundidad que requiere el mercado laboral en España» porque, antes de la crisis y de las reformas, «ya tenía déficit importantes» como la temporalidad.
En este sentido, ha confiado en que «se pueden abordar reformas equilibradas» en las que el diálogo social «podría jugar un papel muy importante», si bien ha precisado que la negociación de un nuevo Estatuto de Trabajadores «sólo se puede abrir si previamente se corrigen los desbarajustes que creó la reforma laboral de 2012».
En este marco, ha reclamado que se «refuercen los espacios de participación democrática» de los agentes sociales para plantear las propuestas y negociarlas con empresarios y gobierno, «no por una cuestión de protagonismo», sino porque «muchas de las reformas requieren de un ajuste fino».
En palabras de Unai Sordo, «esto de la legislación laboral no va sólo de derogar, sino de mover y modificar el modelo de relaciones laborales que ha causado tanta precariedad en España antes de la crisis, y esto se hace desde el conocimiento de lo que pasa en las empresas y en los centros de trabajo. Por ello, ha indicado, se requiere «del concurso» de sindicatos y patronales.
LA «COARTADA» DE EUROPA
Asimismo, ha augurado que se va a «utilizar la coartada de Europa» a la hora de diseñar políticas, pero «Europa no puede ser igual a austeridad por la cuenta que nos trae».
En este sentido, ha insistido en que la UE tiene que «leer bien las necesidad ahora mismo de Europa y de la economía española en particular», que tiene «muy poquito que ver con 2008». De este modo, ha advertido de que, si hubiera «una ralentización económica prolongada, no se puede volver a caer en el austericidio» porque la crisis económica se agravaría y la política sería «de una dimensión imprevisible».
Según ha indicado, «los números que mandó España a Europa para explicar el plan económico para el próximo año incluían que el 90% del crecimiento en 2020 va a depender de la demanda interna» y, por ello, «o suben los salarios, las pensiones o las prestaciones sociales, o no se van a cumplir las previsiones de crecimiento».
A su entender, «ahora mismo el incremento de los salarios y la corrección de las reformas no son sólo una cuestión de justicia social, sino incluso de eficacia económica». «Si Europa vuelve a caer en la trampa de la austeridad por los déficit de gobierno que tiene, por ligar sólo Europa a política monetaria y poco más, se va a meter en un lío y en una encrucijada de la que no va a salir», ha señalado.
Según ha indicado, «Europa tendría que recomponer los criterios y los márgenes» en materia de déficit y deuda pública y España acometer una política fiscal «distinta» porque «no se puede aspirar a reducir el déficit público por la vía de un ajuste del gasto público», que es «lo contrario» de lo que necesita la economía.