Álvarez (UGT) no ve «gran problema» a un SMI de 1.000 euros cuando es el sueldo mínimo en convenios en 2020
Recuerda a Garamendi que el acuerdo de negociación colectiva fijaba ese suelo y pide otro acuerdo «para ver a qué ritmo sube» el SMI
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha afirmado este lunes que no ve «gran problema» en elevar hasta los 1.000 euros el salario mínimo interprofesional (SMI), pese a las reticencias manifestadas por la patronal, cuando el acuerdo alcanzado con la CEOE sobre negociación colectiva establece un sueldo mínimo de convenio de 1.000 euros para 2020.
En este sentido, ha recordado, en declaraciones al programa Al rojo vivo de La Sexta , recogidas por Europa Press, que en los primeros meses de este año los agentes sociales tienen previsto reunirse para valorar la aplicación de este acuerdo, «que justamente prevé que en 2020 no haya ningún salario de convenio que esté por debajo de los 1.000 euros».
Por ello, Álvarez ha señalado que «si eso se produce, el efecto del SMI sobre los salarios del conjunto del país es mínimo, porque fuera de los convenios colectivos hay pocas trabajadores», ha afirmado el líder sindical. «Él sabe que si piensa cumplir, si son gente que cumple con lo que firma, no es gran problema para el país», ha aseverado.
En todo caso, ha reiterado su posición de alcanzar para 2023 un suelo salarial del 60% del salario medio, en línea de las recomendaciones de la OCDE –en estos momentos se situaría en 1.053 euros, ha dicho– y ha instado a acordar «si es posible con los empresarios» esta meta «para ver a qué ritmo se sube».
Álvarez ha señalado que, aun así, un salario mínimo en el 60% del salario medio dejaría a España «muy lejos de países como Alemania, Francia o Luxemburgo».
«HAY CUESTIONES QUE QUEMAN»
Preguntado por una medida urgente de carácter económico que, a su juicio, debería asumir en sus primeros días el nuevo Gobierno, Álvarez ha declarado que «no hay una sola medida, pero hay cuestiones que queman».
En primer lugar, ha pedido la derogación del artículo del Estatuto de los Trabajadores que, como consecuencia de la reforma laboral de 2012, facilita el despido de trabajadores que encadenen determinadas bajas, aun justificadas.
El máximo dirigente de UGT ha citado también «la derogación de las reformas laborales», la última reforma de pensiones de 2013 y «poner en marcha negociaciones que permitan entrar a fondo con el desempleo», para el cual ha reclamado un «plan de lucha».