Prisiones mantiene en especial seguimiento a 265 presos por radicalismo islámico
Instituciones Penitenciarias mantiene en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) a un total de 265 reclusos por radicalismo islámico o indicios de radicalización, según datos facilitados durante el 7º Foro Elcano sobre Terrorismo Global.
De ellos, un total de 140 están en el grupo A, condenados o con auto de procesamiento por delitos de terrorismo islámico; 49 en el grupo B, por su actitud proselitista y 76 en el C, por tener indicios de radicalización o ser vulnerables a ella.
«Las prisiones pueden ser focos de radicalización, las circunstancias de un centro penitenciario son propicias para que personas vulnerables se conviertan en terrorista», ha dicho el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, que ha clausurado el foro.
El coordinador de programas de control y seguimiento, Carlos Javier Lanza, ha detallado que, de esos 265 presos, 13 son mujeres. Por nacionalidades, la mayoría son marroquíes, con 118 internos –51 en el grupo A y 30 en el B– seguidos de los españoles que son 88 –67 en el grupo A, 5 en el B y 16 en el C–.
Retornados de zonas de conflicto hay un total de 12 reclusos, de los que dos son mujeres –dos viudas de combatientes–. Entre ellos hay españoles –Ceuta, Álava, Barcelona– pero también de otros países como Luxemburgo o Dinamarca.
También ha detallado, que, como norma general, a los condenados por terrorismo se les mantiene en régimen restrictivo y que se distribuye en diferentes prisiones a los miembros de las células desarticuladas.
Además, las autoridades penitenciarias son competentes para decidir si intervienen sus comunicaciones y vigilan quien les ingresa dinero. Desde 2014, los rezos dirigidos deben estar a cargo de un imán autorizado.
Desde 2016, la administración penitenciaria está a cargo de un programa de reeducación que es voluntario y en el que participan 46 internos en ocho centros. No se trata de convencer a nadie de que adopte un «islam moderado», ha señalado, sino de que comprendan que «por las convicciones religiosas no se puede matar a nadie».