La OTAN discute este jueves la situación en Siria tras el alto el fuego pactado por Erdogan y Putin
Stoltenberg defiende mantener el despliegue de los misiles Patriot en Turquía, aunque es una decisión nacional
BRUSELAS, 23
Los ministros de Defensa de la OTAN discutirán este jueves en Bruselas la situación en el noreste de Siria tras el alto el fuego acordado por los presidentes turco, Recep Tayyip Erodgan, y ruso, Vladimir Putin, que los aliados han acogido con preocupación y cautela.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha justificado la importancia de que los aliados hablen de forma «franca y abierta» de cara a «intentar buscar una salida adelante» dadas las «diferencias» entre aliados por la ofensiva turca en el noreste de Siria, donde algunos países como Estados Unidos han pedido imponer sanciones económicas y otros se han mostrado más tibios en la condena a Ankara, entre ellos Reino Unido, que rechaza hablar de sanciones.
España y Alemania también descartan sanciones en el marco de la OTAN. Los países de la UE ya acordaron restringir la venta de nuevas armas a Turquía por su ofensiva «muy negativa».
«La cosa está caliente», resumen fuentes aliadas, que auguran que todos los aliados pasaran mensajes de fuerte preocupación a su homólogo turco por la ofensiva y sus consecuencias y admiten dudas por el acuerdo alcanzado entre Erdogan y Putin para patrullar conjuntamente el noreste de Siria.
Tras poner en marcha su ofensiva militar el 9 de octubre, Turquía pactó con Estados Unidos ocho días más tarde un alto el fuego de 120 horas y el martes acordó con Rusia que permitiría el despliegue de fuerzas del régimen sirio apoyadas por policías militares rusos si se retiran de la zona fronteriza los milicianos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Stoltenberg ha reconocido la «preocupación» de los aliados por la ofensiva turca y ha pedido «contención» a todas las fuerzas sobre el terreno, al tiempo que ha defendido mantener el despliegue de las baterías antimisiles que España e Italia mantienen en el sur de Turquía para contribuir a su seguridad frente a ataques con misiles desde territorio sirio. Su despliegue acabará a finales de diciembre, salvo que se acuerde su renovación.
«Seguimos subrayando la importancia de estas medidas de seguridad porque demuestran que, a pesar de las diferencias que vemos entre los aliados de la OTAN sobre la situación en el norte de Siria, tenemos que poder cumplir las actividades que hacemos juntos», ha defendido Stoltenberg, que ha dejado claro que la decisión está en manos de «cada país» y ha avanzado que no espera «ninguna decisión final» sobre el despliegue de las baterías en esta reunión.
Francia tenía intención de reemplazar la batería de Italia, pero ya ha dejado claro que no lo hará mientras dure en todo caso la ofensiva turca sobre el terreno, mientras que España mantiene que todavía no ha tomado «una decisión final» sobre la renovación o no de su batería Patriot desplegada en Adana desde 2015, a la espera de mantener consultas con el resto de aliados y la evolución de la situación sobre el terreno, según han explicado a Europa Press varias fuentes aliadas.
Al ser preguntado por si respalda las declaraciones del secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, avisando de que el Gobierno turco tendrá que rendir cuentas por posibles «crímenes de guerra» en el noreste de Siria, Stoltenberg ha evocado las «atrocidades» cometidas sobre el terreno –sin apuntar a nadie— y ha confiado en que «todas las fuerzas sobre el terreno respeten el Derecho Internacional», mientras que la embajadora estadounidense ante la OTAN, Kay Bailey Hutchison, ha subrayado la necesidad de investigar estos crímenes en las instancias internacionales.
Stoltenberg ha puesto en valor «la reducción significativa» de la violencia sobre el terreno tras el alto el fuego pactado entre Estados Unidos y Turquía la semana pasada y ha considerado «un poco demasiado pronto para juzgar las consecuencias» del alto el fuego suscrito este lunes por Erdogan y Putin.
ALEMANIA PIDE UNA ZONA SEGURA BAJO CONTROL INTERNACIONAL
En este contexto, la titular de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, presentará su propuesta a sus homólogos para crear una zona segura en el noreste de Siria bajo control internacional, implicando también a Rusia y Turquía y el despliegue de las baterías antimisiles de la OTAN, ha avanzado el noruego, celebrando que Alemania haya hecho «propuestas para intentar encontrar una solución política a la crisis», implicando a «todos los actores sobre el terreno», aunque ha evitado aclarar si cree que la OTAN debería participar en ella y se ha limitado a asegurar que se discutirá en la reunión.
La embajadora estadounidense, Kay Bailey Hutchison, ha subrayado la necesidad de vigilar la presencia rusa en Siria, al tiempo que ha descartado a priori que Estados Unidos participe en la operación internacional propuesta por Alemania. «No creo que esto esté en los planes ahora mismo (…) y no veo a Estados Unidos teniendo un papel ahí», ha explicado la exsenadora estadounidense, que ha dicho que Estados Unidos vería «positivo» que los países europeos como Alemania, Francia y Reino Unido contribuyeran a una misión de paz internacional si Ankara «pide más ayuda de la comunidad internacional».
En cambio, ha dejado claro que Estados Unidos seguirá comprometido en la lucha contra el Estados Islámico en el marco de la coalición internacional. «Continuaremos con esto», ha asegurado, al tiempo que ha recalcado que Estados Unidos espera que todos los aliados se hagan cargo de sus propios yihadistas. «Siria no es estable. Hemos estado pidiendo a nuestros aliados que acepten de vuelta a los ciudadanos de sus países durante varios años ya. Espero que sí lo hagan», ha remachado.
Stoltenberg ha subrayado la importancia de no perjudicar y preservar «los logros» contra el Estado Islámico sobre el terreno y ha abogado por «un enfoque internacional más coordinado» sobre qué hacer con los yihadistas extranjeros. «La lucha contra Estado Islámico no ha terminado. Pueden volver», ha avisado.
Por ello, ha instado a los países de la OTAN a aportar más instructores para la misión de entrenamiento aliada en Irak pero también para la misión en Afganistán tras la decisión de Washington de recortar en 2.000 sus efectivo, insistiendo en la necesidad de evitar que el califato que perdió en Siria e Irak resurja en Afganistán.