MSF denuncia la criminalización de la migración en Níger y el aumento de la vulnerabilidad de los migrantes

Médicos Sin Fronteras denuncia que la reciente criminalización de la migración en Níger por parte de los gobiernos, europeos y no europeos, ha aumentado significativamente la vulnerabilidad de las personas que, forzadas a evitar las rutas habituales, están obligadas a tomar caminos cada vez más peligrosos, a través del desierto de Ténéré y las montañas de Aïr, lo que las pone en riesgo de explotación y violencia.

«Imagina que te abandonan en medio de la nada sin comida ni agua. No entiendes el idioma local y nunca has estado en Níger, ni en ninguna zona de desierto. Imagina que, antes de que te dejen en la frontera, has estado en un centro de detención sin información. Imagina que has visto morir a tus familiares, amigos o compañeros de viaje, como la persona que nos dijo que 25 de sus 30 compañeros de viaje murieron después de que el camión que los transportaba se averiara y nadie les pudiera ayudar a tiempo», ha lamentado Aiva M. Noelsain, coordinadora del proyecto de Médico Sin Fronteras (MSF) en la región de Agadez, Níger.

«Este tipo de experiencia puede dejar a las personas marcadas de por vida, sin importar cuán resistentes sean», ha agregado Noelsain. Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja en la región de Agadez, por donde transita una de las rutas migratorias más importantes de África. Allí, brinda asistencia humanitaria a las personas que se dirigen al norte y a las miles que se desplazan hacia el sur, ya sea expulsadas de Argelia o regresando de Libia

«Tanto las personas que intentan salir como las que han regresado recientemente, ya sea de forma voluntaria o forzada, a menudo son víctimas de múltiples privaciones o violencia. Al mismo tiempo, las estructuras de salud existentes están sobrecargadas y necesitan apoyo adicional», ha explicado.

Esta motivación ha llevado a esta organización a trabajar en Agadez desde agosto de 2018. Su objetivo es hacer «todo lo posible para ayudar a la población local y a los migrantes mediante la distribución de artículos de primera necesidad y asistencia médica, conjuntamente con el Ministerio de Salud de Níger».

ABANDONADAS A SU SUERTE

Las personas que han sido expulsadas de Argelia llegan a Níger de distintas formas: a través de convoys oficiales o tras ser abandonadas cerca de la localidad fronteriza de Assamaka, desde donde deben caminar unos 15 kilómetros hasta el centro de la aldea.

«Por lo general, están agotados y no tienen nada más que la ropa que llevan puesta. Les damos barritas energéticas, agua y artículos de primera necesidad como kits de higiene y mantas. Hacemos una revisión rápida para ver si alguien requiere atención médica inmediata, y remitimos los casos urgentes a las estructuras de salud. También ofrecemos apoyo en salud mental a todos, y hemos construido duchas y letrinas en el área», ha indicado la responsable de MSF en esta región.

Por otra parte, esta organización trata de mejorar el acceso a servicios médicos gratuitos y de calidad, tanto para la población migrante como para las comunidades locales en algunos de los puntos clave de las rutas de migración en Agadez.

NO SOLO HUYEN DE LA GUERRA

La mayoría de las personas provienen de Níger y de otros países africanos como Mali, Costa de Marfil y Guinea Conakry, pero también hay sirios, yemeníes, iraquíes y personas de otros lugares. Sus circunstancias y sus motivaciones también son diferentes. Algunos huyen de la guerra, mientras que otros solo buscan seguridad o dejar atrás la persecución a la que se ven sometidos en sus países de origen o de residencia.

«Lo que todos tienen en común es el riesgo de abuso, explotación y violencia al que se enfrentan durante el viaje. Una preocupante proporción de la gente que atendemos dice haber pasado por situaciones indescriptibles antes de llegar a Níger», ha asegurado la coordinadora de MSF.

Los trastornos más tratados suelen ser ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático como resultado de una detención arbitraria y un tratamiento inhumano, incluida tortura y violación.

«Entre los que llegan a Níger de una forma u otra vemos principalmente a hombres, pero también hay niños, acompañados o no de sus padres y madres, y mujeres», ha dicho Noelsain que ha aclarado que el destino de estas personas también varía en función de sus circunstancias.

Además, las personas que se desplazan se enfrentan a múltiples problemas, desde pasar días sin alimentos ni agua, sin acceso a un baño o a una ducha, hasta la imposibilidad de tener acceso a servicios médicos. La falta de dinero también es un problema ya que las opciones para ganarse la vida en la región son bastante limitadas.

Médicos sin Fronteras ha denunciado que las necesidades de protección e información de estas personas siguen sin estar cubiertas, así como su necesidad de refugio o de conseguir sustento.

«Se necesita con urgencia movilizar a más organizaciones para cubrir necesidades críticas, asegurar que haya sistemas de referencia adecuados y evitar más muertes evitables. La migración no es un delito, y no debe ser castigada por negligencia o por la implementación de políticas que incrementan la vulnerabilidad de estas personas», ha concluido.

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