Sánchez insta a Casado a abstenerse o «bloquear España» y éste le responde que no «es de fiar»
El líder del PP afea al PSOE su «proyecto de ruptura» y Sánchez le acusa de escudarse en Cataluña para disfrazar la «enorme deslealtad»
MADRID, 22
El presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, ha emplazado este lunes al presidente del PP, Pablo Casado, a abstenerse para permitir la puesta en marcha de un Gobierno socialista, advirtiendo de que lo contrario sería «bloquear España», y el líder popular ha descartado hacerlo subrayando que Sánchez «no es de fiar» y que permitir su investidura «sería muy perjudicial para España».
En opinión de Casado, el problema es que Sánchez «tiene un proyecto de ruptura para España» y que, aunque trate de tener buenas intenciones, acabará pactando con el independentismo «porque está en su condición» y porque, a su entender, ha apostado por rehacer el Estatut . «¿Cómo voy a abstenerme si estaría dando patente de corso a los que quieren destruir España?», ha dicho.
El debate entre Sánchez y Casado ha estado plagado de durísimos reproches. Sánchez ha acusado a Casado «utilizar Cataluña y a los catalanes para disfrazar su enorme deslealtad a España votando en contra de la única formación de gobierno posible» y Casado a Sánchez de ser «igual de supremacistas que sus socios» por decir que ningún diputado popular representa al País Vasco.
Igual que en su discurso de investidura, Sánchez ha obviado por completo las negociaciones entre PSOE y Podemos para formar gobierno y se ha centrado reclamar al PP su abstención en la segunda votación de investidura, incluso con argumentos como que «si quiere liderar la oposición en vez del señor Rivera (el líder de Ciudadanos) tendrá que permitir que haya Gobierno.
Es más, ha tratado de cortejar al PP diciendo que el PP es «un partido de Estado» mientras que «Ciudadanos no lo es». «Un partido como el suyo tiene que hacer un servicio a España», ha dicho, y que el Gobierno no esté en funciones cuando el Tribunal Supremo emita la sentencia del juicio del procés o se produzca el Brexit.
Según su tesis, si el PP quiere liderar la oposición, no quiere un gobierno que descanse en el independentismo y no quiere una repetición electoral, no tiene más remedio que abstenerse –«tengo una mala noticia para usted», le ha llegado a decir–. Casado, sin embargo, le ha recordado que él dimitió para no tener que abstenerse y facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy.
También le ha afeado que no haya presentado un programa de gobierno concreto, ni cómo va a llevar a cabo sus propuestas «voluntaristas» ni con quién. «Para mí es una sorpresa pero para sus futuros socios con los que llevan dos meses hablando puede ser incluso indignante», ha dicho refiriéndose a Podemos.
Buena parte de su rifirrafe ha girado en torno a Cataluña, con Casado acusando a Sánchez de permitir que «la ilegalidad campe a sus anchas» en asuntos como escraches a jueces y políticos y «espionajes a niños» en los colegios y Sánchez advirtiendo a Casado de que «es de una hipocresía colosal» que el PP «no asuma ninguna responsabilidad del deterioro de la convivencia que se vive en Cataluña». «¿Ustedes no tienen nada que ver con lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos siete años?», ha preguntado.
El candidato ha opinado que el Estatut tiene un «problema de origen», porque fue «recortado» por el Tribunal Constitucional a raíz de un recurso del PP, y eso le ha servido a Casado para afearle, una y otra vez, que vea la situación en Cataluña en términos de que «el Tribunal Constitucional se equivocó» y «hay que rehacer el Estatuto».
CASADO: NO ES UN PROBLEMA POLÍTICO, ES UN DELITO
De ese modo, le ha advertido, está dando «carta de naturaleza a una minoría que está fuera de la legalidad hace demasiados años». Casado le ha remarcado a Sánchez que no puede decirle al presidente catalán, Quim Torra, que hay «un problema político», porque «lo que hay son unos presuntos delincuentes que están subvirtiendo la ley»: «No es una cuestión política, es un delito que el presidente del Gobierno está relativizando».
Sánchez, aunque ha puesto el foco en reclamar la abstención, también ha aprovechado para recordar al PP que él apoyó al Gobierno de Rajoy cuando aplicó el artículo 155 de la Constitución en Cataluña y ha dicho tener «la certeza, no la sospecha», de que el PP no apoyaría al PSOE de igual modo en una situación similar.
Abundando en las ideas esbozadas en su discurso inicial, el líder socialista ha asegurado que él habla de Cataluña cuando insiste en que aprender las lecciones del Brexit, en la apuesta por compartir soberanía en Europa, en una solución que sea un «proyecto de regeneración progresista de inspiración europeísta».
A su modo de ver, «la forma de responder al malestar social que está detrás de buena parte de la deriva» independentista es «simple y llanamente» reforzar el Estado del bienestar, combatir la precariedad y un proyecto de regeneración que «destierre» la corrupción que, según ha dicho, representó el PP en los últimos siete años.
Casado, sin embargo, le ha avisado de que no puede hablar de Cataluña como «una comunidad autónoma más» –«ya nos gustaría», ha dicho– porque allí se está «librando la continuidad del sistema de la Transición» y si el Estado de Derecho avanza o se pervierte a favor de una minoría violenta que ha incumplido la ley».
RECUERDA QUE FUE A PEDRALBES
Además, le ha recordado que, poco después de ser elegido al frente del PP, le planteó un pacto presupuestario y otro sobre Cataluña, a riesgo de que sus propias filas le considerasen «temerario o suicida», pero que Sánchez prefirió ir a Pedralbes a reunirse con Torra. De paso, le ha preguntado si aquellos acuerdos están aparcados o congelados.
Si quería su apoyo, ha dicho Casado, debería haber «abjurado» de lo que ha hecho y decir que «no merecía la pena romper el régimen constitucional del 78» por «unos meses de gobierno vacío». Según ha dicho, él tiende la mano para cuestione4s de Estado «no para forjar un gobierno contra el Estado».
Sánchez, sin embargo, ha insistido en que si no se abstiene meterá a España «en un laberinto», ha dicho que en conversaciones privadas le ofreció acuerdos para que pudiera explicar su posición en sus filas y «liderar la oposición y dejar de competir con el señor Rivera.