Moscú ve «rusofobia» en los sucesos en Georgia en relación con la visita de una delegación rusa
El Kremlin ha denunciado «rusofobia» detrás de los sucesos registrados el jueves en Tiflis, la capital de Georgia, donde una delegación rusa se vio obligada a suspender su visita a raíz de violentas protestas que se saldaron, ya durante la madrugada, con al menos 240 heridos, incluidos 80 policías.
«Todo lo ocurrido ayer en Georgia no es más que una provocación rusófoba», ha valorado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. «Ese tipo de manifestaciones de rusofobia es motivo de grave preocupación para nosotros», ha reconocido, recordando que «Georgia es un país visitado por un elevado número de turistas de Rusia y por tanto es una cuestión muy seria».
Asimismo, Peskov ha condenado la «agresión» sufrida por la delegación rusa encabezada por Sergei Gavrilov que acudió a la reunión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO), que se celebró en la sede del Parlamento georgiano. Durante el encuentro, un grupo de manifestantes irrumpió en el hemiciclo y lanzó agua a Gavrilov, que preside la AIO, lo que obligó a concluir la cita antes de lo previsto, según informa la agencia rusa Sputnik.
Por su parte, Gavrilov ha considerado que la interrupción de la reunión de la AIO fue una «acción planificada» que tuvo por objetivo «empeorar las relaciones» entre Rusia y Georgia, «bloquear su posible fortalecimiento, así como golpear los valores ortodoxos de Georgia».
En declaraciones a Sputnik, ha señalado que los manifestantes prepararon de antemano carteles y consignas y el encuentro en la sede del Parlamento simplemente les brindó la oportunidad para protestar. En su opinión, lo sucedido supone «un golpe para las autoridades y la confianza que los ciudadanos de Georgia tienen en la actual coalición gobernante».
En particular, lo que habría contribuido a exaltar los ánimos entre los manifestantes fue el hecho de que Gavrilov, al que algunos medios georgianos acusan de apoyar a los separatistas de la región de Abjazia, se sentara en el sillón del presidente de la Cámara durante le foro.
La influencia de Rusia sobre Georgia continúa siendo un tema políticamente sensible. Tropas rusas y georgianas se enfrentaron durante unos pocos días en 2008 por el control de las regiones de Abjazia y Osetia del Sur, en el marco de un conflicto que aún despierta recelos en Georgia, donde los actuales líderes políticos siguen mirando de reojo al vecino del norte mientras intentan dar pasos hacia foros occidentales.
Georgia, escenario histórico de pulsos entre distintas potencias, se convirtió de nuevo tras la caída de la Unión Soviética en un foco de disputa. Independiente desde 1991, el creciente interés estadounidense por un país que aspiraba a salirse de la órbita rusa generó los primeros recelos en Moscú, reacio a perder la influencia de la que venía gozando desde el siglo XIX.
A corto plazo, no existen perspectivas de mejora de las relaciones entre Tiflis y Moscú. Georgia busca unirse a la Unión Europea y la OTAN, una cuestión a la que se opone el Gobierno ruso.
La Policía georgiana intervino durante la madrugada, empleando gases lacrimógenos y balas de goma, para disolver la protesta.

