Prevenir, enlentecer y regenerar la retina en la DMAE, principales líneas de investigación sobre la enfermedad
MADRID, 12
Terapias que prevengan la enfermedad, proyectos que la enlentezcan, y terapias que regeneren la retina son las tres principales líneas de investigación que hay sobre la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), primera causa de pérdida de visión del mundo occidental en pacientes de más de cincuenta años.
Actualmente, más de 25 millones de personas sufren esta enfermedad y cada año se les suman alrededor de 500.000 afectados y se estima que, en los próximos años, uno de cada diez personas de más de 50 años la padezcan, cifras que aumentarán al 30 por ciento de más de 65 años, y a una de cada cuatro personas de más de 80 años.
En este sentido el retinólogo del Institut de la Màcula Jordi Monés está investigando las dos variantes de la enfermedad: la exudativa, que sí tiene cura, pero en la que se está trabajando para mejorar los tratamientos ya existentes; y la atrófica, que actualmente no la tiene, y cuyos trabajos se encuentran «en una carrera contrarreloj». Ahora bien, según ha explicado el experto, en la actualidad, ya se está trabajando con resultados esperanzadores en terapias a base de las células madre.
«Se trata de una enfermedad en la que existe una predisposición genética. Cuando ésta es moderada, existen aceleradores de la enfermedad, como el tabaco, la alimentación alta en grasas y azúcares, el sedentarismo y factores medioambientales: el sol y la oxidación», ha dicho el doctor.
La DMAE atrófica o seca constituye el 85 por ciento de todos los casos de degeneración macular asociada a la edad y, a pesar de que su incidencia es mucho mayor su evolución es más lenta a lo largo de los años, y en la actualidad no tiene cura, aunque sí se recomienda seguir realizando visitas para controlar la evolución de la enfermedad.
Por su parte, la DMAE exudativa, también conocida como húmeda o neovascular, es la forma menos frecuente de degeneración macular asociada a la edad (cerca del 15%), pero es la que tiene una progresión más rápida.Este tipo necesita tratamiento inmediato para evitar que se destruya la visión central de forma irreversible en un periodo corto de tiempo (semanas o meses).
Sobre este tratamiento, el doctor Monés ha especificado que, siguiendo los protocolos internacionales, el primer año se debe realizar entre 6 y 7 inyecciones intravítreas. A pesar de esta recomendación, hoy en día existen casos en los que se realizan menos inyecciones intraoculares.
«No se debe infratratar, sino realizar las inyecciones intravítreas necesarias. No hay truco, más inyecciones significa más visión», ha subrayado el experto, al tiempo que ha explicado que se trata de una cura proactiva, que se individualiza para cada paciente, añadiendo más tiempo entre inyecciones intraoculares progresivamente, hasta encontrar el intervalo adecuado para cada uno con el fin de parar la enfermedad.
Asimismo, Monés ha subrayado la importancia de explicar bien al paciente lo que se va a realizar y los beneficios que obtendrá, con el fin de conseguir la adherencia del paciente al tratamiento y que, una vez se haya logrado estabilizar la enfermedad, entienda que es «imprescindible» hacer un tratamiento continuado, «sin bajar la guardia».
Por otra parte, la Barcelona Macula Foundation (BMF), fundación dedicada a la investigación también liderada por el doctor Monés, forma parte de un consorcio internacional (EYE-RISK) que trabaja en la identificación de nuevos biomarcadores que ayuden a identificar los riesgos de sufrir DMAE, y saber por qué pacientes con alto riesgo sufren la enfermedad y otros no.