Borrell admite que la economía europea se desacelera sin los estímulos del BCE y debe «nadar sin flotador»
Dice que Trump «maltrata» a la UE y que a los europeos no les gusta el presidente de EEUU, pero que «no se equivoca en todo»
MADRID, 14
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, ha afirmado este lunes que habrá que ver cómo hace la economía europea para «nadar sin flotador» ahora que «se van a acabar los estímulos del BCE».
«El crecimiento se está desacelerando, es normal que si los estímulos disminuyen el crecimiento también lo haga», ha dicho en un desayuno informativo de Europa Press, patrocioinado por Altadis, Endesa, Fujitsu, Fundación Ibercaja, KPMG, Suez y Telefónica.
El ministro ha señalado que tras unos ajustes largos y duros España está saliendo del túnel y creando empleo, pero en buena medida gracias a las «políticas expansivas del BCE» y a los «vientos de cola» que ahora pueden cambiar.
A su juicio, si las palabras que dijo en 2012 el gobernador del BCE, Mario Draghi –cuando dijo que haría lo necesario para salvar el euro– las hubiera dicho su antecesor, Jean-Claude Trichet, en 2010, Europa se habría ahorrado buena parte de la crisis.
Borrell ha repasado los retos a los que se enfrenta la UE, tanto internos –entre ellos el crecimiento económico– como externos, con un un entorno político cuyo centro se está desplazando al Indopacífico. En ese contexto, ha admitido, Europa necesita cohesión política y potencia económica si quiere mantener su influencia. El ministro acaba de volver de la India, un país que está a punto de adelantar a China en población y que crece a más de un 7 por ciento anual.
En el plano interno de la UE, ha dado por hecho que socialdemócratas y democristianos perderán la mayoría en el próximo Parlamento europeo y ha estimado que los «populistas» y «eurófobos» sumarán un 25 o un 30 por ciento de los escaños, «que no es poco», ha reconocido.
En este sentido, ha advertido de que Europa «no va a sobrevivir si no tiene una dimensión social, de protección». A su modo de ver, «la pareja francoalemana no procrea», en un momento en que la canciller alemana, Angela Merkel, está de retirada, y el presidente francés, Emmanuel Macron, tiene problemas políticos, ahora con las movilizaciones de los chalecos amarillos .
En todo caso, ha apuntado también que el considerado como bloque populista en la UE tampoco es homogéneo, y ha puesto como ejemplo la inmigración, puesto que a Italia le vendría bien un sistema de cuotas que otros países, con la Hungría de Viktor Orban a la cabeza, rechazan.
TRUMP REBAJA LA REPRESENTACIÓN EUROPEA
En la dimensión exterior, ha reconocido que por primera vez Europa tiene que relacionarse con un Gobierno estadounidense que no considera a la UE como amigo, sino que a veces lo trata de «enemigo» y que, en todo caso «maltrata» a la UE. Así se ha referido al hecho de que el Gobierno de Donald Trump rebajara, sin previo aviso, el rango de la representación europea en Washington.
Ésta ha pasado de tener rango de Estado a uno de organización internacional, así que su posición protocolaria en la formación del nuevo Congreso estuvo «más bien hacia el final», «y todo eso sin ninguna clase de explicación».
Borrell se ha mostrado muy crítico con Trump –«si a él no le gustamos, a nosotros él tampoco»– pero ha reconocido que no se equivoca en todo, por ejemplo, al intentar buscar pactos sobre política migratoria con los demócratas y en querer cambiar la relación económica con China, sobre todo en saber cuánto de dumping social y medioambiental hay. Sin embargo, cree que con sus «métodos agresivos casi siempre consigue el efecto contrario».
En este contexto, cree que la UE debe intentar seguir teniendo buena relación con el Gobierno de Estados Unidos siempre que sea posible, pero teniendo siempre un plan B» para el caso de que este país traspase las «líneas rojas» de los intereses básicos de Europa en seguridad y en economía.