El juez de Violencia llama a combatir los micromachismos, que están en la base del modelo económico actual
«Falta información, falta formación y falta educación», sostiene el magistrado Javier Amores
El juez Javier Amores, titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Santander, considera que en España «no se está haciendo nada» para combatir el verdadero «origen» de la violencia de género, que es la desigualdad y la discriminación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, no sólo en la pareja, y ha llamado a luchar contra los micromachismos, que están -dice- en nuestro «ADNsocial» y en la base del sistema productivo actual.
«No estamos haciendo lo que debemos hacer para acabar con la desigualdad y la discriminación; estamos atacando solamente un aspecto», el de la violencia de género en el ámbito de la pareja, pero «hay otras formas de violencia sobre la mujer que no se están combatiendo», ha dicho el magistrado en una entrevista concedida a Europa Press, en la que ha advertido que «falta información, falta formación y falta educación».
En ese sentido, el juez Amores considera que la legislación española -la Ley de Violencia de Género de 2004 y la Ley de Igualdad de 2007- adolecen de «déficits» en comparación con los convenios internacionales, que establecen que las situaciones de desigualdad fuera del ámbito de la pareja también son violencia de género.
El magistrado opina que «si se hubiera hecho más hincapié en la información, formación y educación», y en las reformas legislativas que se apuntaban en ambas leyes en materia de educación, regulación de la publicidad sexista, etc., su incidencia habría sido mayor.
Sin embargo, considera que «sus consecuencias prácticas a los efectos de que haya menos casos de violencia son nulas», porque aunque ahora haya más denuncias, «se repiten las mismas situaciones de hace 14 años, de acoso, amenazas, etc, en las que el hombre se cree con derecho de abusar de la vida y del cuerpo de la mujer».
Así, denuncia que «no se ha hecho nada por eliminar los estereotipos de género» y ha destacado la necesidad de educar a las generaciones futuras en valores de igualdad efectiva y de acompañarlo con cambios sociales reales, aunque «el núcleo duro va a costar mucho trabajo derribarlo, porque hay que cambiar -dice- todo el sistema productivo y el modelo económico».
El juez Amores sostiene que el micromachismo es «uno de los pilares» del modelo productivo actual, que «se sostiene porque el trabajo de las mujeres en el hogar es gratis». Argumenta también que «es difícil que los niños entiendan que las relaciones de pareja deben ser igualitarias cuando después perciben que la realidad es otra», y «quien lleva la carga de soportar el sostenimiento de la familia en su perjuicio profesional es la mujer».
El magistrado expone la paradoja de hablar a los niños de la necesidad de erradicar los estereotipos de género cuando luego ven en la televisión anuncios sexistas de niñas con muñecas y niños con coches, mujeres anunciando un producto de limpieza, etc. LEY DE IGUALDAD DE CANTABRIA
El juez Amores realiza una valoración positiva del proyecto de ley de Igualdad que el Gobierno de Cantabria ha remitido al Parlamento, pero ha pedido que se tomen medidas para que «tenga una plasmación práctica y no se quede en una mera declaración de intenciones».
En esa línea, ha valorado especialmente la formación en prevención y detección de la violencia de género, la educación afectivo sexual y prevención en dependencias emocionales, pero ha pedido que se incluya en el currículo como una asignatura más.
Asimismo, ha opinado que hay que empezar a pensar en crear un segundo Juzgado de Violencia sobre la Mujer en Santander, dado que desde 2015, tras la ampliación de atribuciones de este tipo de órganos para instruir delitos de quebrantamiento de condena, la entrada de asuntos ha aumentado un 30%, hasta alcanzar una media de más de 1.300 asuntos al año.
Amores cree que este volumen de asuntos en un partido judicial con una población de más de 180.000 habitantes justificaría la creación de un segundo juzgado de violencia de género, aunque ha matizado que no le corresponde a él sino al Tribunal Superior de Justicia (TSJC) valorar esa posibilidad y hacer la propuesta al Gobierno de Cantabria.
Sobre el movimiento feminista, el juez recalca que el feminismo persigue la igualdad efectiva. «Tenemos que conseguirla entre todos, hombres y mujeres; no será posible sin un consenso social», explica frente a quienes manejan un concepto de feminismo «mal informado o mal explicado».
El magistrado, sin embargo, ve en las asociaciones feministas un déficit de reivindicación y de denuncia frente a los micromachismos y situaciones cotidianas de desigualdad, lo que en su opinión, les hace perder «un poco de credibilidad».
Así, ha expuesto que en situaciones que ocurren a diario el movimiento feminista está «silente o al menos, menos reivindicativo que cuando hay una resolución judicial que no es acorde con lo que considera que debería ser –la sentencia de La Manada por ejemplo– u opiniones de la clase política que tampoco son acordes».
El juez Amores critica por ejemplo que un programa de televisión en el que un hombre pueda escoger entre cinco o seis mujeres lleve años en antena y que «ningún colectivo feminista reivindique que se elimine».
Preguntado sobre la sentencia de La Manada, puntualiza en primer lugar que «había un juicio paralelo montado y se esperaba un resultado que no ha sido el esperado». Amores espera que «una vez que vaya al Supremo e incluso a los tribunaes europeos, salga a relucir lo que pasó», y cuestiona que la legislación española necesita «todavía avances en materia de igualdad».
Así, ha opinado que el delito de abuso sexual parece que ampara «una especie de concepción social de que el hombre puede acceder al cuerpo de la mujer cuando ésta no es consciente», al trasladar la idea de que «está mal pero la pena es menor» que en el caso de la agresión.
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Santander se creó en el año 2006, y Amores es su titular desde junio de 2009. Los casos de violencia de género fuera del partido judicial de Santander los asumen los juzgados de instrucción de la zona que corresponda.
El Juzgado de lo Penal nº 5 de Santander es el encargado de enjuiciar los delitos de violencia de género penados hasta con cinco años de cárcel, mientras que en la Audiencia Provincial, la sección especializada en violencia sobre la mujer es la Tercera, y se encarga de juzgar los casos más graves, los que conllevan pena de prisión superior a cinco años.