Urkullu reitera la «autocrítica» y admite que hasta los 90 «se llegó tarde a la causa de las víctimas»

SAN SEBASTIÁN, 10

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha afirmado que este Día de la Memoria es un jornada para que las instituciones «se reiteren en la autocrítica» y ha reconocido que, hasta principio de los años 90, se llegó «tarde a la causa de las víctimas». Además, ha destacado la importancia de que los criterios éticos «no diluir, no legitimar y no excluir» enmarquen el reconocimiento del Gobierno Vasco a las víctimas.

Urkullu ha realizado estas manifestaciones en el acto con el que el Ejecutivo Vasco ha celebrado el Día de la Memoria en el Palacio Miramar de San Sebastián, al que han acudido todos los consejeros del Gobierno Vasco, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería, los diputados generales de Guipúzcoa y Álava, Markel Olano y Ramiro González, respectivamente, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, el delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, así como parlamentarios, diputados forales y concejales de todas las formaciones políticas a excepción del PP, que ha tributado su propio homenaje a las víctimas por separado en Irún (Guipúzcoa).

En el acto han tomado la palabra varias «personas a las que se les arrebató la infancia y la adolescencia con el asesinato de su padre». Es el caso de Naiara Zamarreño, hija del concejal del PP Manuel Zamarreño, asesinado por ETA en 1998; Ainara Olaciregui, hija de Eugenio Olaciregui, muerto a manos de la banda en 1997; Sandra Carrasco, hija del exedil del PSE-EE de Arrasate Isaías Carrasco, crimen cometido también por ETA en 2008; Maider García Martín, hija de Juan Carlos García Goena, asesinado por los GAL en 1987; y Jaione San Sebastián, hija de Alfredo San Sebastián, que murió por un disparo de la Guardia Civil en 1975.

Tras sus intervenciones ha tomado la palabra el lehendakari, para trasladar el mensaje institucional del Día de la Memoria 2018 a la sociedad vasca, en el que ha destacado las «sombras y luces» vividas en la sociedad vasca en los últimos 60 años.

Entre las sombras, ha destacado «el abandono sufrido por las víctimas, especialmente, en las décadas de los 70 y los 80», en las que ETA «protagonizó su etapa más cruenta». «Solo hasta final de 1987, había provocado 586 víctimas mortales», ha afirmado.

Asimismo, ha recordado que «la respuesta de la sociedad vasca y de sus entidades e instituciones no estuvo a la altura de lo que aquella violencia supuso y de lo que aquellas víctimas merecieron». «En la Transición, la sociedad vasca padeció los coletazos de la represión franquista así como atentados de organizaciones parapoliciales o de extrema derecha en un contexto de impunidad», ha explicado.

Tras señalar que «las denuncias de tortura han sido una realidad persistente», ha apuntado que «todavía en los 80, el GAL, que actuó de 1983 hasta 1987, provocó 29 asesinatos». «Estas víctimas sufrieron discriminación y negación oficial de su existencia y realidad», ha añadido.

(Habrá ampliación)

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