Experto no recomienda el cribado para el cáncer de páncreas porque el riesgo para la población general es «bajo»
El doctor del Hospital Saint-Lucen Bruselas (Bélgica), Enrique Pérez-Cuadrado Robles, no recomienda el cribado poblacional para el cáncer de pácreas, ya que el riesgo para la población general «es bajo», tal y como ha manifestado durante el LXXVII Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), celebrado en Valencia en el marco de la Semana de las Enfermedades Digestivas.
No obstante, el experto sí reconoce la «gravedad» del cáncer de páncreas, lo que justifica hacer esfuerzos para «diagnosticar de forma precoz y proponer un tratamiento quirúrgico a las formas pre-neoplásicas de alto riesgo de degeneración maligna». Alrededor del 90 por ciento de los casos se diagnostica en estadios avanzados.
Por ello, Pérez-Cuadrado sí considera recomendar el cribado para la «población de riesgo, un grupo heterogéneo muy seleccionado de pacientes con mayores posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer».
El hecho de tener familiares de primer grado afectados por la enfermedad constituye el factor de riesgo más importante a la hora de incluir a una persona en el cribado. Se suma a otros factores como haber sufrido quistes de páncreas y diversos factores medioambientales como el tabaquismo, la obesidad y una dieta rica en grasa y carne.
El cribado de cáncer pancreático se realiza mediante técnicas radiológicas, principalmente la resonancia magnética, y endoscópicas, sobre todo eco-endoscopia, que se repiten periódicamente. La principal dificultad del proceso es que se detectan con frecuencia lesiones pre-neoplásicas, muchas veces quísticas, de las que es difícil determinar su potencial maligno.
Esta circunstancia conlleva cirugías que se asocian a una alta morbimortalidad que no son necesarias. «La decisión de entrar en un programa de cribado debe realizarse de forma individualizada desde la consulta. Conlleva realizar muchas exploraciones que pueden provocar un grado de ansiedad nada despreciable para una enfermedad cuyas fases iniciales desconocemos», ha explicado el experto.
De hecho, la experiencia de cribado de cáncer de páncreas es aún escasa. Destaca el caso del Hospital Johns Hopkins de Baltimore, en Estados Unidos, que ha demostrado mediante esta técnica que un 90 por ciento de los individuos de alto riesgo que siguen el programa durante 16 años son diagnosticados de cánceres de páncreas resecables.
En España, la incidencia del cáncer de páncreas es de 8 o 10 casos por 100.000 habitantes al año. Es el segundo tumor maligno gastrointestinal en frecuencia y la tercera causa de muerte por cáncer en adultos. La incidencia aumenta a partir de los 45 años y es más frecuente en hombres que en mujeres.
¿Y EL CÁNCER GÁSTRICO?
Durante el congreso también se ha llegado a la conclusión de que el cribado tampoco es recomendable para el tumor gástrico, aunque también se ha defendido la necesidad de establecer un control para la población de riesgo.
El cribado del cáncer gástrico está todavía poco investigado y tampoco se ha implementado de forma generalizada salvo en países con una alta incidencia de la afección, como Japón.
«Actualmente en España no existe un programa de cribado establecido a pesar de que estudios de eficiencia parecen indicar que cribar el cáncer gástrico mediante gastroscopia o colonoscopia podría ser eficaz en pobslaciones de zonas de riesgo medio», ha abundado el médico adjunto del Servicio de Endoscopia del Complejo Hospitalario de Navarra, el doctor Eduardo Albéniz.
Ante la falta de programas de cribado, el doctor Albéniz ha destacado la importancia de seguir a los pacientes con riesgo alto de forma personalizada. Una combinación de seguimiento endoscópico y serológico podría ser una buena alternativa, según ha dicho el doctor.
Consiste en realizar gastroscopias al menos en los pacientes de alto riesgo y medir durante el seguimiento los niveles de pepsinógeno, un marcador de la funcionalidad de la mucosa gástrica. Cuando disminuye, indica grados de atrofia mucosa, lesión precursa del cáncer gástrico.
El cáncer gástrico, con un número de diagnosticados de 8.284 en 2017 y un número de fallecidos de 5.467, constituye la sexta causa de muerte por cáncer en adultos. Como ocurre con el cáncer pancreático, menos del 10 por ciento de los diagnósticos del cáncer gástrico son precoces. La infección por Helicobacter pylori , la herencia genética y un consumo muy elevado de sal, tabaco y alcohol son factores de riesgo para desarrollar un cáncer de este tipo.
En este sentido, dejar de fumar, llevar un estilo de vida activo que evite el sedentarismo y un control del peso y la dieta son los ejes principales en torno a los que gira la prevención del cáncer tanto gástrico como pancreático.