Iglesias cree que el tono del debate de la prisión permanente revisable fue «terrible» pero responsabiliza a PP y PSOE
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha reconocido este viernes que el tono del debate que tuvo lugar este jueves en el Congreso sobre la derogación de la prisión permanente revisable fue «terrible», pero ha responsabilizado de ello al PP y al PSOE, y ha defendido la intervención del portavoz de Justicia de su partido, Eduardo Santos.
«Sí, el tono de ayer del debate fue terrible. Tengo que decir a favor nuestro que el de nuestro portavoz, Eduardo Santos, que es abogado, fue ejemplar, y que por desgracia, el tono que que mantuvieron populares y socialistas seguramente no fue el adecuado», ha explicado en una entrevista en Antena 3 recogida por Europa Press.
Así lo ha asegurado al ser preguntado por el mensaje publicado por la exdirigente y diputada de Podemos Carolina Bescansa pidiendo «perdón» a los familiares de víctimas de asesinato y a la sociedad española por un debate parlamentario que no estuvo, a su juicio, «a la altura de su dignidad».
«Estoy completamente de acuerdo en que el tono que utilizaron ayer el PP y el PSOE no era el que tocaba en la cámara de representación de la soberanía popular», ha insistido Iglesias, antes de volver a exponer los argumentos de su formación para defender su postura contraria a la prisión permanente revisable.
«NO CAMBIANOS NUESTROS PRINCIPIOS POR LAS ENCUESTAS»
A este respecto, ha reafirmado su rechazo a esta figura penal, independientemente de lo que digan las encuestas. De hecho, ha criticado a Ciudadanos por cambiar de postura «en dos meses». «Nosotros tenemos principios. Puede que no convenzan a alguna gente, pero nosotros no cambiamos nuestros principios por las encuestas», ha defendido.
«Yo soy partidario, y con eso nos adscribimos a la tradición ilustrada que ha informado muchas democracias, que hay que apostar por la reinserción», ha enfatizado, para añadir que para legislar sobre este asunto, es importante atender a lo que dicen los expertos, y no convertir estas cuestiones en «algo para que las fuerzas políticas se echen los trastos a la cabeza».