El analista Ontiveros culpa a la austeridad europea de agravar la recesión con mayor déficit y deuda
EL presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, ha atribuido este miércoles a las políticas de austeridad y al retraso a la hora de aplicar políticas expansivas y anticíclicas que se agravara la crisis financiera en la Eurozona, y consecuentemente en España, elevando los niveles de déficit y deuda.
«Se reaccionó tarde, se minimizó el alcance de la crisis y la necesidad de adoptar políticas que frenaran la recesión», ha dicho, ante la comisión que investiga en el Congreso la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro.
Ontiveros ha contrapuesto las políticas de austeridad con las políticas monetarias expansivas de otras autoridades, como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra, pese a que este país, por ejemplo, no se encontraba en una mejor situación fiscal. «Recuérdese que, incluso en plena crisis, el BCE subió los tipos de interés temiendo riesgos inflacionistas, y ante la intimidación que ejercía el deterioro de la deuda pública, se adoptaron políticas fiscales marcadas por una austeridad mal entendida».
TARDÍA REACCIÓN EXPANSIVA
Para el presidente de AFI, estas políticas fueron «procíclicas, acentuaron la recesión, deterioraron aún más el déficit público y aumentaron la deuda pública». De hecho, ha señalado que fueron los propios inversores de deuda pública los que asumieron que no iban a poder recuperar la deuda sin crecimiento económico de los países.
Frente a ello, ha lamentado que las decisiones adoptadas en el ámbito comunitario en primera instancia estuvieron «más orientadas al medio y largo plazo» por lo que «apenas tuvieron impacto para frenar el círculo vicioso de la economía».
La quiebra de la confianza en la economía sólo consiguió contenerse, a nivel europeo, con la decisión en 2012 del gobernador del BCE, Mario Draghi, de adoptar políticas monetarias similares a las de Estados Unidos y Reino Unido, con programas de compra de deuda soberana en los mercados soberanos, y con la creación ese año de la Unión Bancaria.
NO CREE QUE LAS CAJAS FUERAN CULPABLES POR SU NATURALEZA
En el caso de España, ha criticado que las medidas desarrolladas al iniciarse la crisis «no siempre fueron favorecedoras de una rápida superación de la crisis». Percatarse de que el problema en las entidades era de solvencia tuvo un «retraso» de dos años, y el hecho de que se atribuyera a las cajas provocó que se condicionaran las ayudas a su bancarización.
A pesar de que ha señalado que las cajas de ahorro estaban más expuestas por una mayor concentración de créditos hipotecarios y al sector de la construcción y la promoción inmobiliaria, y que contaban con limitaciones en gobierno corporativo, expansión internacional o capacidad de recapitalización, no cree que su singularidad fuera determinante para su quiebra.
«No tengo nada claro que su naturaleza jurídica y relación de propiedad y control sea factor exclusivamente determinante en el sector. Su singularidad no explica resultados peores frente a otras», ha aseverado. Así, ha señalado que hay cajas que, tras sobrevivir a la quiebra del sector, cuentan con «indicadores significativamente mejores que el promedio de los bancos, manteniendo una relación de propiedad y control singulares».
Por último, ha manifestado la necesidad de una supervisión bancaria «más estricta», con una vigilancia de «proyección y coordinación internacional», y diversificar los patrones de crecimiento hacia otros «menos expuestos a vaivenes cíclicos», y «más intensivo en conocimiento e intangibles».