Santander aprueba el proyecto para acondicionar la dársena de Molnedo, que se licitará por 1,15 millones


Tendrá un plazo de 10 meses

La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Santander ha aprobado en su reunión de este lunes el proyecto técnico de acondicionamiento de la dársena de Molnedo, con un presupuesto de licitación de casi 1,15 millones y un plazo de 10 meses.

Así lo ha dado a conocer la alcaldesa, Gema Igual, después de que la pasada semana la Autoridad Portuaria aprobara el convenio con la ciudad para la cesión de los suelos de dominio portuario.

La actuación, obra del arquitecto Ignacio Bartolomé, será «fiel a la historia del malecón y escrupulosamente respetuosa con la identidad de los elementos que conforman este espacio ahora infrautilizado y en mal estado de conservación», ha garantizado la alcaldesa.

«Será una actuación que pondrá en valor la dársena, el malecón, la arcada sobre la que se asienta, así como las antiguas vías, los norays o los propios adoquines que forman el pavimento», ha resumido.

Se desplegará sobre una superficie de más de 5.000 metros cuadrados y permitirá recuperar la dársena para integrarla en el frente marítimo consolidado, ordenando los diferentes usos que acoge (peatonal, rodado, náutico, deportivo y estancial), embelleciendo el entorno y mejorando la accesibilidad.

«Seguimos dando pasos firmes para propiciar la integración de los espacios junto a la Bahía», ha destacado Igual, que ha asegurado que esta actuación será «un nuevo hito para la transformación de Santander». En este sentido, ha trasladado nuevamente al Puerto el «agradecimiento por su colaboración y generosidad con la ciudad».

Por su parte, el presidente de la Autoridad Portuaria, César Díaz, ha explicado que esta actuación nace con dos premisas «ineludibles»: recuperar y poner en valor los elementos identitarios tanto portuarios como ferroviarios del lugar, afectado por «un deterioro paulatino» ajeno por completo al resto del frente marítimo, y ordenar los usos para que se produzca «la mejor convivencia posible entre las diferentes actividades».

«Estamos muy satisfechos con el resultado final de un proyecto que es fruto de la lealtad institucional y la colaboración con el Ayuntamiento, y que nos permite seguir avanzando en el proceso de integración puerto-ciudad», ha añadido.

Desde el Ayuntamiento se ha destacado que, históricamente, el área de la dársena de Molnedo ha sido «fundamental» para el desarrollo de Santander. Su construcción, en 1887, y su espigón protector «marcaron un hito» en la evolución del puerto, facilitando las labores de los barcos pesqueros y configurando la disposición lineal de los muelles que caracteriza la zona, ha indicado.

Este proyecto «busca recuperar esa rica historia, respetando los elementos originales y destacando su valor patrimonial». Al tiempo, esta actuación permitirá culminar una serie de intervenciones urbanísticas que comenzaron hace años en la zona de Puertochico, como la reurbanización de la calle Castelar y del frente marítimo del Paseo Pereda.

LA ACTUACIÓN

La actuación contempla la urbanización completa de un paseo de más de 380 metros de longitud y 16 metros de ancho, que culmina en un brazo estrecho de unos 120 metros de distancia y 4 de ancho.

Prevé mejorar la accesibilidad, renovar el pavimento, dotar a la zona de nueva iluminación mediante nuevas farolas y poner en valor la estructura de 49 arcos que formaliza interiormente el espigón.

Esta arquería, testimonio de la ingeniería portuaria de finales del siglo XIX, será iluminada de manera discreta pero efectiva.

Actualmente, el pavimento del dique está deteriorado, con adoquines originales cubiertos de mortero, sueltos o reemplazados por parches heterogéneos de hormigón y aglomerado.

La propuesta incluye levantar, limpiar y reinstalar el adoquinado, respetando los materiales originales para devolver al paseo su aspecto histórico, «seguro y atractivo».

Los norays serán reemplazados por otros históricos, gracias a una cesión del Puerto, y dado que no es viable restaurar los actuales, y se mantendrá la alusión a las antiguas vías del tren que llegaba hasta casi el final del dique.

El nuevo diseño limitará el acceso rodado, reservando espacios para los usuarios autorizados y garantizando la seguridad de los peatones. Se habilitarán plazas de aparcamiento específicas para vehículos autorizados y motos, atendiendo a la gran demanda estacional, especialmente en verano.

Las obras incluirán la instalación de papeleras y farolas, y la renovación de servicios urbanos.

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