Siete de cada 10 españoles no leen las etiquetas de los alimentos de manera habitual


Casi el 80% de consumidores considera que la información que aporta el etiquetado no es clara

El 67,1 por ciento de los españoles admite no leer las etiquetas de los alimentos de manera habitual y entre las principales razones para ello destacan la percepción de irrelevancia de la información que aportan (34,8%) y el tamaño reducido de la letra (33,3%), entre otras.

Así se desprende del I Estudio sobre el Uso y la Interpretación del Etiquetado de Alimentos, elaborado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN), a propuesta del Grupo Gallo, a partir de una muestra de 4.640 españoles.

En concreto, solo un 32,9 por ciento de los consumidores afirma consultar el etiquetado siempre o casi siempre, mientras que un 45,6 por ciento lo hace ocasionalmente, un 11,8 por ciento solo con ciertos productos y un 9,7 por ciento reconoce no leerlas nunca.

Junto a la creencia de que las etiquetas no ofrecen una información útil y el problema que supone su reducido tamaño, sobre todo entre las personas mayores, el 23,6 por ciento de quienes no leen las etiquetas refiere la falta de tiempo por la rapidez del día a día, el 13,3 por ciento la desconfianza que le generan y el 12,8 por ciento la dificultad para comprender la información.

«El etiquetado nutricional es una herramienta de información al consumidor y a la sociedad que tiene que ayudar a hacer una buena elección alimentaria. (…) Tenemos que modificar el etiquetado y buscar uno mejor porque muchos dicen que no lo consultan porque es irrelevante, no lo ven o no lo entienden. De poco sirve dar una herramienta si no saben cómo utilizarla, por lo tanto aún sigue siendo muy importante la educación nutricional», ha señalado la presidenta de la FEN, Rosaura Leis, en rueda de prensa.

El grupo de personas que asegura leer siempre las etiquetas está compuesto en gran medida por mujeres (36,8%) y personas con alto poder adquisitivo (36,9%). Asimismo, reconocen dedicar tiempo a la lectura del etiquetado las personas que conviven con pareja, pero sin hijos (34,8%) y las que viven solas (33%). Las familias que conviven con pareja e hijos dedican un tiempo medio de entre cinco y 15 segundos (63,3%).

Mientras, el grupo de personas que admite no leer nunca el etiquetado lo forman los jóvenes de 18 a 25 años (22,3%), las personas mayores de 70 años (13,6%), aquellas con bajo poder adquisitivo (12,4%), las que solo tienen Estudios Primarios (13,8%) y los estudiantes (26,2%).

Aunque una gran parte de los españoles reconoce no leer las etiquetas de los alimentos en el supermercado, tres de cada cuatro admiten que la información del etiquetado les influye mucho (21,1%) o bastante (53,6%) al hacer la compra. Además, un 16,5 por ciento expresa preocupación por la falta de información útil en las etiquetas.

En este sentido, solo un 26,5 por ciento de españoles considera que la información que contiene el etiquetado de un alimento es suficiente para escoger la mejor opción, mientras que un 63,6 por ciento opina que depende del tipo de producto. Un 10 por ciento asevera que la información no es suficiente para casi ningún producto.

Siete de cada diez consumidores muestran interés en conocer la composición del producto para mantener una dieta equilibrada, mientras que el 57,5 por ciento se interesa por la calidad y seguridad alimentaria (20,3%). Otros factores valorados incluyen los ingredientes frescos (20,3%), el rechazo a los alimentos con aromas artificiales (17,5%) y la necesidad de atender a restricciones por motivos de salud, como alergias o dietas específicas (13,3%).

Además, la atención que se presta a las etiquetas varía según el tipo de producto, de modo que los productos nuevos o desconocidos para el consumidor son los que más suscitan su interés (74,8%), seguidos de alimentos envasados (63,7%) y alimentos procesados o ultraprocesados (57,6%). En cambio, los alimentos percibidos como saludables (29,3%) son a los que menor atención presta (29,3%), probablemente debido a la confianza en su calidad percibida.

MENOS DEL 7% ASEGURA COMPRENDER CLARAMENTE LAS ETIQUETAS

Solo el 21,4 por ciento de encuestados considera que la información que ofrecen las etiquetas es clara en general, mientras que un 45,3 por ciento la encuentra mayormente comprensible, aunque reconoce que algunos términos son complejo, un 29,6 por ciento percibe confusión en algunas etiquetas, y un 3,8 por ciento indica que le resulta muy difícil entenderlas.

En resumen, el 78,7 por ciento de españoles considera que la información de los etiquetados no es clara. En contraposición, solo un 6,6 por ciento asegura comprenderlos claramente.

Los consumidores tampoco prestan la misma importancia a toda la información que aparece en las etiquetas. Por orden de importancia de la información en la decisión de compra, la fecha de caducidad o consumo preferente es considerada muy importante para el 57 por ciento de los encuestados, seguida de la cantidad de grasas saturadas (40,2%), los carbohidratos y azúcares (34,9%), la ausencia de aditivos no necesarios (30,6%), lista y porcentaje de ingredientes (28%) y el país de origen del producto (27,7%).

Asimismo, más de la mitad de los españoles desconoce que los ingredientes se listan en la etiqueta de mayor a menos cantidad. Un 46,7 por ciento lo desconoce y un 18,4 por ciento nunca se lo ha planteado, mientras que solo un 34,9 por ciento afirma conocerlo.

Los consumidores también reconocen desconfiar de términos como «bajo en», «rico en» o «sin». Un 45,1 por ciento los considera claros, pero no siempre confía en ellos, mientras que un 43,5 por ciento los encuentra confusos o ambiguos en algunos casos. Solo un 7,9 por ciento confía plenamente en ellos.

En este punto, Rosaura Leis ha explicado que los términos mencionados son «reclamos», pero que «no pueden darnos toda la información» sobre el alimento o, en ciertos casos, «no sabemos interpretarla». Así, ha apuntado que en un producto puede indicar, por ejemplo, «bajo en sal», pero que tenga una «alta cantidad de grasas saturadas», por lo que es necesario atender al etiquetado completo.

Por su parte, el presidente ejecutivo del Grupo Gallo, Fernando Fernández, presidente ejecutivo de Gallo ha instado a todas las compañías a ser «transparentes» con los consumidores para que estos estén bien informados y sepan lo que compran y lo que comen. Así, ha reclamado que se eviten los etiquetados en letra pequeña o poco claros.

LA PREOCUPACIÓN POR LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS ES ALTA

A pesar de los bajos datos de lectura de etiquetados, la preocupación por los hábitos alimentarios es muy alta en España. Un 33 por ciento de los consumidores reconoce que se preocupa mucho, mientras que un 58,8 por ciento, bastante. Solo un 8,2 por ciento manifiesta poca o ninguna preocupación.

Esta preocupación es mayor a medida que aumenta la edad y también es más elevada entre los grupos de mayor poder adquisitivo y entre los que se leen las etiquetas con frecuencia. Comparando por edad, un 79,7 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 25 años se preocupa bastante o mucho por su alimentación, mientras que en el grupo de entre 56 y 70 años, el porcentaje se dispara hasta el 95,8 por ciento.

A la hora de hacer la compra, los factores más valorados por las familias españolas con hijos son el precio (65,6%) y aspectos nutricionales (60,8%), el sabor (46,4%), la recomendación de profesionales de la salud (20,7%), la marca (18,1%), la conveniencia (15,0%), la sostenibilidad (10,7%) y las recomendaciones de otros usuarios (5,8%).

El chef y embajador de Gallo, Pepe Rodríguez, ha destacado que la sociedad y los hábitos alimentarios han cambiado, pues «ya nadie cocina en casa». Por ello, ha animado a revertir esta situación y a empezar a hacer «pedagogía» desde los colegios para que los más pequeños aprendan buenos hábitos.

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