El acusado de Liaño quería a su hija «muerta» y amenazó a su ex: «No dejo de ti ni las huellas»
El acusado del doble crimen de Liaño, por el asesinato en diciembre de 2021 de su hasta entonces pareja y el bebé de ambos, de once meses, solo quería saber de su hija si se moría: «Es lo único que quiero, que se muera».
Además, el hombre, único investigado en esta causa y que se enfrenta a prisión permanente revisable, había amenazado también a la mujer, con expresiones como «no dejo de ti ni las huellas».
Estas y otras frases se desprenden de los audios que el procesado, José R., y la víctima, se intercambiaron por WhatsApp desde sus respectivos teléfonos, contenido que fue extraído tras los hechos y que se ha reproducido este lunes, en la sexta sesión del juicio con jurado en la Audiencia Provincial de Cantabria.
En esos mensajes, en torno a medio centenar cruzados durante los últimos meses, se han podido escuchar múltiples insultos del enjuiciado a la pequeña, a la que se refería como «cosa», «basura», «mongólica» o «retrasada mental», y el «asco» y «odio» que sentía hacía ella.
También reproches a la madre, que en opinión del hombre no tenía «ni idea» de cómo cuidar a la menor, y otros en los que culpabilizaba a ella en particular y a todas las mujeres en general de su estado y su situación.
«Voy a ir ahora a Santander y voy a empezar a matar gente. Lo que va a pasar ahora lo has conseguido tú», advertía José R. a su pareja, a la que espetaba a continuación: «Sois todas iguales» y «con vosotras no se puede: habéis podido conmigo entre todas».
Mientras, en los audios de la víctima -que mes y medio antes de lo ocurrido había denunciado a José R. por violencia de género, lo que desembocó en una orden de alejamiento que quebrantó ese día dos veces- se pone de manifiesto que tras ese episodio le perdonó por «pena».
Así, retomaron la convivencia pero volvieron las amenazas -como darle con «un hacha entre ojo y ojo»-, y destacan también los ruegos de la madre al padre para que no hablara mal de su hija y dejara de insultarla: «Ella no ha hecho nada. No descargues con ella lo que han hecho otras. Ella me incumbe mucho: es parte de mí, es mi segunda parte, soy yo».