Ana Botín pide elevar en 3.500 millones anuales la financiación de las universidades españolas
La presidenta de la Fundación CYD y del Banco Santander, Ana Botín, ha apostado este miércoles por mejorar los recursos y la autonomía de las universidades españolas, para alcanzar unos niveles similares a los que tienen otros países europeos.
«Dedicamos un 0,77% del PIB y la media en Europa es del 1%. Son 3.500 millones al año más que deberíamos dedicar a la universidad para estar en la media europea», ha señalado este miércoles Botín durante la presentación del Informe CYD 2024.
Así, ha defendido que, en un mundo y una economía «cada vez más enfocada en el talento y el conocimiento», aumentar la financiación de las universidades «es esencial».
Asimismo, Botín ha incidido en que la universidad española «necesita más autonomía y competencias propias». «En este aspecto, comparados con Europa, no estamos bien, estamos en la media baja. A mí no me gusta estar en la media baja en casi nada, y mucho menos en algo tan importante para la universidad española y para la sociedad española, y para el progreso de nuestra sociedad», ha dicho.
Para la presidenta de la Fundación CYD, una mayor autonomía universitaria «ayudaría a que estos recursos fueran de mayor valor para la sociedad». Botín ha recalcado que hay muchas universidades «que están muy bien» en cuanto a atracción de talento, ya sean profesores o alumnos internacionales, «y muchas otras no están tan bien».
«Y en un mundo donde competimos en base al talento, esto es esencial. Y está demostrado, con datos, que las universidades que tienen más profesores y más alumnos internacionales atraen, es una especie de círculo virtuoso, mayor talento», ha manifestado.
A la hora de contratar nuevos profesionales, Botín apuesta por tres competencias básicas, «leer, escribir y programar». En cuanto a la formación, busca «una formación integral, que incluya valores éticos, valores de cómo se hagan las cosas», así como el trabajo en equipo.
Durante su intervención, el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas, Antonio Abril, ha lamentado que, incluso después de la aprobación de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), los Consejos Sociales continúan «sin tener las capacidades necesarias para el ejercicio de las competencias» asignadas por la ley, entre las que se encuentra la relación universidad-empresa.
«Estamos muy lejos de donde deberíamos de estar en el ámbito de la relación público-privada y la relación universidad-empresa», ha advertido el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas.
PRIORIDADES ESTRATÉGICAS DE LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA
La vigésima edición del Informe CYD 2024 fija las siete prioridades estratégicas de la universidad española: aumentar la inversión, atraer y retener talento, mejorar la empleabilidad, asegurar la transferencia del conocimiento, impulsar la internacionalización, garantizar el acceso equitativo y acelerar la transformación digital.
El Informe CYD 2024 analiza, diagnostica y propone líneas de mejora para la universidad española con el fin de favorecer la contribución de la universidad al desarrollo económico y social.
En primer lugar, apuesta por aumentar la inversión en educación superior y destaca que «urge establecer una estrategia y prioridades claras». Así, subraya que el reto fundamental en la financiación de la educación superior en España «radica en orientar la inversión pública hacia objetivos estratégicos que impulsen la calidad, la eficiencia y la relevancia del sistema universitario».
Los datos más recientes (2021) revelan que España destina un 1,43% del PIB a la educación superior frente al 1,48% de la OCDE. El 67% del gasto en educación superior en España proviene del sector público, un porcentaje inferior al 76% de la UE, y la proporción del gasto público en educación superior respecto al gasto público total en España es del 2,19%, por debajo de la media de la UE (2,44%) y la OCDE (2,72%).
El estudio pone como ejemplo la inversión en I+D: Aunque en 2022 España experimentó un crecimiento del 12,05%, alcanzando los 19.325 millones de euros mayoritariamente gracias a fondos europeos, la contribución de las universidades continúa disminuyendo, situándose en el 26,5% del total.
En cuanto a atraer talento y asegurar el relevo generacional del personal docente e investigador, el documento indica que la precariedad y el envejecimiento «dificultan la renovación del personal académico».
El documento pone de manifiesto que, aunque España destaca por su importante capacidad productiva en investigación científica, con un volumen de publicaciones ligeramente superior a la media mundial, el reto que se plantea «es el de garantizar que esta producción científica se traduzca en investigaciones que impacten en la sociedad, en el sistema productivo y en la economía en general».
El estudio destaca que factores como el nivel de renta familiar, el nivel educativo la situación laboral de los progenitores y el municipio de residencia, «siguen condicionando el acceso de los jóvenes a la universidad, lo que perpetúa las desigualdades sociales».
También apuesta por acelerar la transformación digital, ya que «la universidad necesita una transformación estructural» debido a que «sigue enfrentando un reto mayúsculo y nada fácil de afrontar: dar el salto definitivo hacia la transformación digital, un proceso amplio y profundo que implica reconfigurar los procesos internos, las estructuras organizativas y, lo más importante, la cultura y mentalidad de los que forman parte de la institución».