Melilla pide financiar a países emisores de inmigrantes irregulares y equipar más a las Fuerzas del Estado
El vicepresidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Miguel Marín, ha pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la financiación necesaria para «atender en condiciones a la inmigración irregular que llega al país» y a su territorio, reclamando «intervenir en origen» pero «con un control efectivo de los objetivos marcados».
En rueda de prensa tras la Conferencia de Presidentes desde Santander, ha apuntado que hay que dar financiación a países emisores de inmigrantes pero siempre auditando los resultados.
«Y hay que entregar más recursos materiales y humanos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que combaten en primera línea la inmigración», ha reclamado.
Según sus cálculos, el gasto de Melilla en los últimos 18 años para atender a inmigrantes menores no acompañados se eleva por encima de los 100 millones de euros, con tan solo 57 millones aportados por el Gobierno de España.
Por ello, «Melilla necesita más apoyo económico» para que esos recursos «no salgan de los presupuestos de la ciudad».
CONTRA LA LEY DE VIVIENDA
De otro lado, Marín ha cargado contra una ley de vivienda que «no protege al propietario y expulsa del mercado a muchas viviendas» por no otorgar seguridad jurídica. «Ahí están los datos, en torno a cuatro millones de viviendas vacías porque no hay una ley que proteja al propietario».
También ha hecho alusión a la ley antiocupación aprobada en el Senado pero «paralizada» y que, con el impulso del PP, pretendía que se pudiera expulsar a los okupas «de manera inmediata».
Marín ha indicado igualmente que el actual Gobierno «no ha construido ni una sola vivienda de protección oficial» en su ciudad, además de que «no se ha dejado encima de la mesa ni un solo proyecto» al respecto, lo que resume su política en este ámbito como «preocupante».
Mirándose al espejo de Ceuta, ha dicho que esta ciudad autónoma ha recibido hasta 69 millones de euros frente a los 10 millones de Melilla para dedicar a la materia, algo que es «inadmisible» y una «injusticia» que hay que «reparar».