Investigadores logran disminuir la inflamación crónica con trasplantes de microbiota fecal en personas con VIH
Investigadores del CIBER en el Hospital Universitario Ramón y Cajal/ IRYCIS han conseguido disminuir la inflamación crónica con trasplantes de microbiota fecal en personas con VIH, además de identificar bacterias específicas en la microbiota de los pacientes tratados, asociadas a los efectos antiinflamatorios.
Aunque los tratamientos antirretrovirales son efectivos, las personas con el virus de inmunodeficiencia humano (VIH) siguen enfrentando inflamación crónica, un problema que puede afectar su salud a largo plazo y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, problemas metabólicos y otras complicaciones graves. Esto significa que, además del control del virus, es necesario buscar nuevas estrategias que mejoren su calidad de vida y reduzcan estas complicaciones.
Este estudio, publicado en la revista Microbiome , ofrece una nueva vía terapéutica basada en el uso de bacterias intestinales con propiedades antiinflamatorias, suministradas mediante cápsulas. Para este estudio, se seleccionaron tres donantes de microbiota entre más de 500 candidatos evaluados por sus perfiles bacterianos. La selección se basó en la capacidad de los donantes para proporcionar un microbiota con efectos antiinflamatorios destacados.
«Estudiamos si las bacterias trasplantadas tuvieron un impacto beneficioso en la inflamación crónica que padecen las personas con VIH, y por eso la selección de donantes fue exhaustiva», explica Sergio Serrano-Villar, investigador del área de Enfermedades Infecciosas del CIBER (CIBERINFEC) en el Hospital Universitario Ramón y Cajal-IRYCIS.
A lo largo de ocho semanas, los participantes recibieron semanalmente cápsulas de microbiota, una técnica que permite la transferencia de bacterias intestinales de manera controlada y sin procedimientos invasivos. El estudio mostró una disminución notable en los niveles de las proteínas inflamatorias IL6 y TNF-a en sangre, ambos indicadores clave de la inflamación crónica. «Los resultados no sólo fueron positivos durante el tratamiento, sino que los efectos se mantuvieron hasta 16 semanas después de la última dosis», afirma Serrano.
Este resultado es significativo, ya que demuestra la persistencia de los efectos antiinflamatorios de la intervención, incluso tras suspender la administración de cápsulas. Estas observaciones respaldan la idea de que los trasplantes de microbiota fecal podrían jugar un papel en la regulación de la inflamación a largo plazo en personas con VIH.
Uno de los hallazgos más reveladores del estudio fue la identificación de bacterias específicas en la microbiota de los pacientes tratados, asociadas a los efectos antiinflamatorios. «Esta relación sugiere que la intervención no solo reduce los niveles de inflamación de forma temporal, sino que también puede generar un cambio estructural en el microbioma intestinal, favoreciendo la presencia de bacterias con propiedades beneficiosas», explican Claudio Díaz-García y Elena Moreno coautores principales del estudio e investigadores del CIBERINFEC en el mismo hospital.
Según explican, la identificación de estas bacterias específicas abre nuevas posibilidades para desarrollar tratamientos dirigidos basados en componentes bacterianos específicos o consorcios de microbiota que maximicen los beneficios antiinflamatorios.
Al reducir la inflamación crónica, se espera que estos tratamientos basados en la microbiota fecal ayuden a mejorar la calidad de vida de las personas con VIH, así como a disminuir su riesgo de desarrollar enfermedades secundarias. «Estos hallazgos son sólo el principio; esperamos que, en el futuro, aprendamos a modificar el microbioma con terapias más manejables que los trasplantes de microbiota y aplicarse de manera más amplia en el tratamiento de patologías donde la inflamación es un factor crítico», añade Serrano.
Esta investigación también sienta un precedente para explorar el uso de trasplantes de microbiota fecal en otras enfermedades caracterizadas por inflamación crónica, como las enfermedades autoinmunes o el síndrome metabólico, donde la microbiota juega un papel relevante. «Con la creciente evidencia del impacto de la microbiota en la salud, el estudio apunta a una revolución en las terapias basadas en la microbiota, capaces de proporcionar soluciones personalizadas y efectivas», concluyen los autores.