Un 25% de los diagnosticados con un tumor neuroendocrino presenta desnutrición relacionada con la enfermedad


El coordinador saliente del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), el doctor Francisco Botella, ha afirmado que la desnutrición relacionada con la enfermedad «ensombrece el pronóstico del paciente con un tumor neuroendocrino», un problema que presenta un 25 por ciento de los pacientes diagnosticados, lo que reduce su respuesta al tratamiento e incrementa los días de estancia en el hospital, el gasto sanitario y la morbimortalidad.

Este porcentaje que puede aumentar según la localización y el progreso de la enfermedad, así como por los efectos secundarios del tratamiento, que puede llegar a provocar déficits vitamínicos o de algunos aminoácidos esenciales, alteraciones metabólicas en el control de la glucemia, diarrea, malabsorción de algunos nutrientes, entre otros, según un comunicado de la SEEN.

La desnutrición asociada con la enfermedad puede requerir tratamientos nutricionales «complejos y diferentes» durante todo el proceso de la enfermedad, y puede llegar a ser prolongado, razón por la que, según Botella, las Unidades de Nutrición Clínica de los Servicios de Endocrinología y Nutrición constituyen «los lugares de referencia para abordar este tipo de situaciones, poco habituales y de alta complejidad».

A pesar de ello, ha lamentado la inequidad existente en el acceso a la terapia médica nutricional en algunas situaciones para usos médicos especiales, pues no están recogidas en la ley de financiación de alimentos.

El especialista ha incidido también en que gran parte de este tipo de tumores están catalogados como «enfermedad rara», por lo que «es esencial la agilidad burocrática para poder recurrir a los Centros, Servicios y Unidades de Referencia del Sistema Nacional de Salud (CSUR) en función de cada patología».

Es por ello por lo que la SEEN ha creado un Grupo de Trabajo con el Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos (GETNE), cuyo objetivo es elaborar un documento en el que se homogenice la práctica clínica en el abordaje nutricional de estos pacientes, y es que el organismo considera al endocrinólogo como «fundamental» para abordar la enfermedad desde el momento del diagnóstico hasta su seguimiento a largo plazo.

CONCIENCIACIÓN SOBRE LA ENFERMEDAD

La doctora María Isabel del Olmo, miembro del Área de Neuroendocrinología de la SEEN, ha pedido concienciación sobre los tumores neuroendocrinos y así lograr un diagnóstico precoz, pues normalmente se detecta en etapas avanzadas a falta de síntomas específicos, y que permitiría mejorar los resultados del tratamiento.

«Visibilizar esta enfermedad, fomentar la investigación e informar a la sociedad y a los profesionales sanitarios sobre los síntomas y la existencia de los tumores neuroendocrinos puede conllevar diagnósticos más tempranos, lo que mejora las opciones de tratamiento y los resultados en los pacientes», ha manifestado la Del Olmo, según un comunicado de la SEEN.

Este tipo de tumor se origina en las células neuroendocrinas y, aunque están distribuidas por todo el cuerpo, se desarrollan principalmente en el aparato digestivo, el páncreas y los pulmones, por lo que algunos síntomas asociados son el dolor abdominal, la pérdida de peso, masa palpable, broncoconstricción, ictericia o hiperporducción hormonal (diarrea, rubor facial, hipoglucemia, hiperglucemia, entre otros).

Además, puede presentarse de forma esporádica o asociada a síndromes hereditarios, y suelen diagnosticarse con mayor frecuencia entre los 50 y 60 años sin distinción entre sexos, mientras que los que están vinculados con síndromes hereditarios se manifiestan en la infancia o en la juventud.

«Sin embargo, en algunos casos, son asintomáticos hasta que alcanzan un tamaño considerable y la enfermedad está avanzada, diagnosticándose en estadios metastásicos», ha explicado la especialista, quien ha detallado que en fases iniciales es posible abordarlos con cirugías, mientras que en los estadios más avanzados el tratamiento se centra en el control de la enfermedad, la sintomatología y en la mejora de la calidad de vida del paciente.

Del Olmo también ha afirmado que este tipo de tumor tiene un comportamiento «heterogéneo» en cuanto a su localización, agresividad, funcionalidad hormonal y comportamiento, por lo que el abordaje de la enfermedad debe ser «personalizado», realizado en centros «con experiencia» y a través de un equipo multidisciplinar formado por oncólogos, médicos nucleares, cirujanos, radiólogos y patólogos.

La experta también ha destacado los avances en el tratamiento de este tipo de tumores en los últimos años, que han permitido opciones más efectivas, menos invasivas y que han «posibilitado reducir el impacto en tejidos sanos prolongando la supervivencia de los pacientes».

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