Impulsar la concienciación de la población y ampliar horarios de vacunación, claves para mejorar las tasas de cobertura


Profesionales sanitarios han abogado por impulsar la concienciación de la población sobre la vacunación e implementar medidas que la hagan más accesible, como ampliar los horarios de prestación de este servicio en los centros correspondientes o implementarlo en los colegios, para mejorar las tasas de cobertura en España, durante la celebración de la VIII Jornada de Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

«Las vacunas no salvan vidas, lo que salva vidas son las vacunaciones, las vacunas en los frigoríficos no sirven para nada, tenemos que tener profesionales que las pongan y ciudadanos que se las quieran poner», ha aseverado este jueves en su intervención el médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Manuel Méndez Díaz, de la Dirección General de Salud Pública de Aragón.

Méndez ha expuesto en su ponencia Haz fácil lo correcto varias medidas que podrían ponerse en marcha a nivel nacional, todas con una eficacia probada, para mejorar las tasas de vacunación en un momento en el que «no vemos evidentes» los beneficios de la vacunación y «nos permitimos el lujo» de desconfiar de las vacunas, según ha puntualizado.

Así, ha hecho hincapié en que se debe mejorar la accesibilidad a las vacunas. Una de las formas de conseguir este objetivo sería ampliando los horarios de vacunación y eliminando barreras con horarios flexibles o vacunaciones sin cita, ya que en muchos centros si llegas fuera de hora ya no te atienden. De hecho, ha mostrado un estudio realizado en Andalucía donde se comprobó que los días en que se podía vacunar de gripe y covid sin cita previa aumentaba el número de vacunados respecto a los días en los que se requería cita.

Además, ha señalado que se debe hacer llegar las vacunas a personas que no van, o no pueden ir, a ponérselas, así como fomentar la vacunación. A este respecto, ha ejemplificado con una estrategia puesta en marcha en Aragón de la mano de las farmacias para que cuando un paciente crónico acuda a recoger su medicación, le salte un aviso al farmacéutico y este le recuerde qué vacuna tiene pendiente.

El médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública ha insistido en que otro aspecto que facilitaría la vacunación y ayudaría a la conciliación sería implementar la vacunación escolar. De este modo, los padres evitarían tener que salir del trabajo para recoger a sus hijos del colegio y llevarlos a vacunar, algo que no todas las familias pueden permitirse.

«Hacemos mucho y muy bien ya, aún se puede mejorar y tenemos la obligación ética y profesional de actuar y no dejar a nadie atrás. Si dejamos de vacunar a una embarazada de tosferina, ese hijo tiene un riesgo de tener una tosferina y puede terminar en el hospital y morirse. No podemos perder a nadie», ha remachado Méndez.

INCREMENTAR LA INFORMACIÓN Y CONCIENCIACIÓN DE LA POBLACIÓN

La médico de familia Raquel Alfaro Greciano, que trabaja en el Centro de Salud La Milagrosa de Jerez, se ha mostrado de acuerdo con muchos de los puntos comentados por Méndez y ha querido poner el foco en la necesidad de que la población adulta disponga de la información suficiente para mejorar sus tasas de vacunación.

«¿Cómo vamos a tener unas buenas coberturas si muchas veces desconocen la existencia de las vacunas o de qué se tienen que vacunar?», ha incidido Alfaro durante su ponencia De la teoría a la práctica, ¿cómo mejoramos las coberturas de vacunación? .

La médico de familia ha resaltado que también falta concienciación sobre las vacunas, sus efectos adversos y el riesgo de desarrollar una enfermedad. Al hilo, ha indicado que hay personas que creen que la gripe es una «tontería» o que cuentan que a pesar de estar vacunados contra la gripe, después han contraído la enfermedad, por lo que cuestionan su utilidad. «Muchos tienen dudas acerca del beneficio y de la efectividad. Bueno, pues hay que explicárselo», ha subrayado.

En este punto juegan un papel fundamental los propios profesionales sanitarios, sobre los que Alfaro ha comentado que deben dar ejemplo y vacunarse, ya que en sus tasas se ve que muchos no lo hacen. Además, ha argumentado que deben dedicar tiempo de sus consultas a explicar a los pacientes para qué deben vacunarse y resolver todas las dudas que les puedan surgir, en línea con las recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

CASO PRÁCTICO EN POBLACIÓN EXCLUIDA DE LA CAÑADA REAL (MADRID)

En la jornada también han participado Lidia Ortega y Santiago Agudo, miembros del Equipo de Intervención en Población Excluida (EIPE) del Centro de Salud del Ensanche de Vallecas, en Madrid. Ambos han trasladado su experiencia en la atención sanitaria, incluida la vacunación, en la Cañada Real, una zona donde reside población vulnerable y en la que el equipo lleva desplegado desde 2007.

Según ha explicado Ortega, las labores que llevan a cabo son las mismas que las realizadas en un centro de salud. «Recién nacidos, niños sanos, embarazadas, planificación familiar, paciente pluripatológico, patología urgente, tratamientos infectocontagiosos, paliativos y plan de vacunación», ha indicado sobre la atención que ofrece el EIPE.

Sin embargo, la población a la que prestan sus servicios tiene unos determinantes sociales y factores que afectan a su salud y a la accesibilidad a la sanidad que deben tener en cuenta. Así, la médico de familia ha señalado que las condiciones en las que viven, y su propia vivienda, ya «están enfermando» a la población debido a problemas de aislamiento, consumo de agua que no proviene de fuentes oficiales, humedades o falta de recursos sanitarios accesibles, entre otros.

Además, el menor nivel educativo y cultural también hace que su concepto de salud y enfermedad sea diferente y acudan a recibir atención sanitaria cuando ya se encuentran en una situación crítica. «Cuando ya vienen a nosotros preguntándonos por una patología, es porque ya no pueden trabajar, no pueden cuidar a sus hijos, no pueden arreglar la casa, no pueden ir a servicios sociales, y entonces ahí perciben que su estado de salud ha empeorado. Pero claro, nosotros como sanitarios vemos que eso ya es demasiado tarde: diabetes pasada, EPOC pasados, niños sin vacunas», ha alertado Ortega.

Respecto a la labor que realizan en cuanto a vacunación, el enfermero Santiago Agudo ha explicado que se centran en vacunación ordinaria, correcciones de calendario vacunal y adaptaciones del mismo en el caso de que lleguen a la Cañada familias procedentes de otros países, como Marruecos, con sus propios libros de vacunación.

Para conseguir la vacunación de toda esta población, Agudo ha explicado que juega un papel esencial el «vínculo» que se crea entre estas personas en exclusión social y los profesionales sanitarios. «¿Cómo logras ese vínculo? Generalmente necesitas tiempo», ha destacado el enfermero. A este respecto, ha señalado que los contactos que han tenido estas personas con la Administración «no son muy positivos» porque se han encontrado con que si se retrasaban, por ejemplo, para ir a una analítica, ya no se la hacían. En cambio, ha indicado que en el EIPE tienen en cuenta las condiciones de cada uno y no aplican estos criterios.

En este punto, ha subrayado que resulta también imprescindible «respetar siempre los tiempos». Por ejemplo, si una familia no quiere vacunar a su hijo en ese momento, se esperan a otro porque saben que finalmente lograrán la vacunación. Para ello, ha destacado que la clave están en «recomendar sin presionar».

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