La Sociedad Española de Neurología Pediátrica pide un Código Ictus Pediátrico para toda España
La Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), ha pedido este lunes la implementación de un Código Ictus Pediátrico para toda España con el objetivo de realizar un diagnóstico y un tratamiento precoz para los accidentes cerebrovasculares en niños, quienes también tienen un alto riesgo de sufrir secuelas a pesar de que es menos frecuente que en adultos.
En este sentido, la neuropediatra María Vázquez López, una de las coordinadoras del Grupo de Trabajo de Ictus Pediátrico de la SENEP, ha recordado que no todas las Comunidades Autónomas han implantado este tipo de medidas, que permiten reconocer los síntomas de ictus de «manera rápida» y derivar al paciente «con urgencia» a un hospital.
En ese sentido, ha destacado que este Código sí está implantado en Madrid, Cataluña, la Comunidad Valenciana o Navarra, desde donde los neuropediatras «han instado a las autoridades sanitarias a la creación de Códigos Ictus Pediátricos», según un comunicado de SENEP.
Esta petición se debe a las diferencias del ictus en niños, pues a diferencia de los adultos, los factores de riesgo pueden darse por causas como enfermedades cardíacas o de la sangre, con malformaciones vasculares cerebrales o enfermedades de la sangre con riesgo de sangrado consecuencia de tumores o traumatismos.
«Dadas las diferencias entre los ictus de adultos y los infantiles, estos niños deben ser tratados por un neuropediatra. En la actualidad hay terapias de revascularización que se pueden usar también en niños, pero es preciso aplicarlas en las primeras horas desde el inicio de los síntomas», ha afirmado Vázquez.
Sin embargo, ha señalado que los síntomas de ictus en niños, especialmente en aquellos «más mayores», son similares a los que puede experimentar un adulto, como la pérdidad de fuerza, la alteración sensitiva en un lado del cuerpo, la inestabilidad, la pérdida de visión en una zona del campo visual o la disminución del nivel de conciencia.
Para los niños pequeños, son más «frecuentes» las convulsiones en un lado del cuerpo, ante lo que ha neoropediatra pide «consultar de manera inmediata» con especialistas sanitarios.
«Aunque la frecuencia de los ictus en los niños es mucho menor que en adultos el riesgo de secuelas es muy alto. Los niños con ictus tiene una mortalidad de un 5-10 por ciento, y secuelas en un 60 por ciento que pueden ser motoras, sensitivas, alteraciones del lenguaje, cognitivas, o del comportamiento. El diagnóstico y el tratamiento precoz pueden evitar, o al menos disminuir, estas secuelas», ha afirmado López.
Si bien aún no existen datos exactos del número de ictus en menores, se estima que ocurren entre 1,3 y 13 ictus isquémicos y hemorrágicos por cada 100.000 niños al año, una frecuencia aún mayor en el periodo neonatal.
Es por ello por lo que Vázquez cree necesario considerar «una emergencia» los ictus en menores, pues «cada minuto que se retrasa el tratamiento supone una pérdida de más de un millón de neuronas», razón por la que proporcionar un diagnóstico y un tratamiento rápido es «imprescindible».
«Se debe concienciar a la población de que el ictus infantil existe, que se conozcan los síntomas, y si los presentan consultar de manera urgente», ha insistido.