El kibbutz de Nir Oz, epicentro de los ataques del 7 de octubre, aún se duele de lo ocurrido aquella mañana
Más de una cuarta parte de sus habitantes fueron asesinados en el kibbutz, que tardará años en reconstruirse
TEL AVIV, 26 (Del enviado especial de EUROPA PRESS, Ignacio Tuda)
En el suroeste de Israel, a poco más de kilómetro y medio de la frontera con la Franja de Gaza, se encuentra el kibbutz de Nir Oz, uno de los principales escenarios de los ataques que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) llevó a cabo aquél fatídico 7 de octubre y que desembocaron en una guerra que cada vez más amenaza con escalar a un conflicto regional.
Ubicado a poco más de un kilómetro y medio del muro que divide a Israel y el enclave palestino se ubica Nir Oz, una pequeña comunidad de apenas 400 habitantes fundada en 1955 por las brigadas Nahal, una de las más destacadas ramas del Ejército de Israel y que ha participado en prácticamente todos los conflictos bélicos israelíes en las últimas décadas.
Allí, a primera hora de la mañana, los residentes se despertaron con el estridente sonido de las alarmas antiaéreas y, pocos segundos después, con la incesante caída de misiles. Algunos habitantes lograron correr hacia los refugios, y otros tan solo consiguieron atrincherarse en sus casas.
Así lo relata Irit Lahav, una residente del kibbutz de Nir Oz que logró sobrevivir a los ataques del 7 de octubre y que recuerda con angustia las interminables horas durante las que tuvo que estar escondida en un refugio junto a su familia mientras escuchaba el impacto de los misiles y, más tarde, los disparos in situ de los miembros de Hamás.
Lahav ha brindado su testimonio durante un encuentro organizado por la Europe Israel Press Association (EIPA) y en el que ha recordado cómo aquella mañana se despertó con las alarmas y, tras más de diez horas, se atrevió finalmente a salir de su refugio una vez los militares de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) le garantizaron que la zona ya era segura.
De hecho, Lahav ha recriminado a las autoridades castrenses su gran demora a la hora de responder al suceso, pues recuerda que aquel día recibían mensajes que decían que las FDI estaban ya en camino al lugar, pero finalmente no llegaron a tiempo y casi un cuarto de los habitantes de Nir Oz fueron asesinados.
De los poco más de 400 habitantes del kibbutz, casi 120 murieron, y otras varias decenas fueron secuestrados por la milicia islamista. Junto a la pérdida de civiles, Lahav recuerda también lo verde, sostenible y apacible que solía ser su colonia agrícola, que ahora tendrá que ser en gran medida reconstruida.
«Habrá que derribar la mayoría del kibbutz. Tardaremos como tres años en reconstruirlo», ha afirmado Lahav, que adelanta que a mediados de junio recibieron ya la primera visita de arquitectos. Mientras tanto, la zona no es segura y los habitantes que sobrevivieron a los ataques fueron trasladados a Eliat, a unos 200 kilómetros de sus casas; y luego a Kiryat Gat, a 50 kilómetros al norte.
PRIMERA RESPUESTA CIVIL
Mientras los miembros de Hamás campaban por Nir Oz lanzando ráfagas con sus armas y quemaban algunas viviendas, los residentes del kibbutz comenzaron a pedir ayuda a sus contactos más cercanos. Uno de los que recibió mensajes de auxilio fue Beni Avitar, un habitante de la colonia que había salido a trabajar aquél día pero que regresó en cuanto pudo.
«¿Qué significa ser la primera respuesta? Hay que entender que somos civiles, como vosotros mismos. Estaba trabajando en otro lugar, a una hora de viaje de aquí y recogí a otro amigo. Éramos como unos diez. Teníamos armas, ropa, cascos y todo lo que necesitábamos», ha recordado Avitar, que llegó a Nir Oz en el intervalo entre algunas de las oleadas de milicianos palestinos.
Avitar consiguió entrar en su casa y, una vez allí, comprobó de primera mano cómo Hamás llevó a cabo una nueva incursión en el kibbutz e incluso llegaron a hablar en hebreo para tratar de hacer que los residentes salieran de sus hogares confiados al pensar que había llegado el Ejército.
«Ya eran cerca de las 12.00, dijeron Yala, yala (vamos, en árabe) y a los dos o tres minutos se fueron. Después hubo silencio, un completo silencio», ha explicado Avitar, que recuerda que en aquél momento decidió pedir un arma y comenzar a patrullar el kibbutz en busca de milicianos de Hamás en una zona donde parte de los edificios estaban envueltos en llamas.
«NO FUE HAMÁS, FUERON LOS PALESTINOS»
En la azotea de un edificio en el extremo oeste de Nir Oz, y con la Franja de Gaza a poco más de un kilómetro y medio en el horizonte, Lahav recuerda que años atrás trabajaba como voluntaria trasladando a enfermos palestinos hacia hospitales israelíes para que allí recibieran tratamientos de cáncer o diálisis.
«Yo esperaba allí, en la frontera, temprano por la mañana. Ellos salían, entraban en mi coche, yo siempre llevaba a cuatro personas, los llevaba a los hospitales israelíes para recibir tratamiento y otros voluntarios los llevaban de vuelta a la frontera», ha explicado una Lahav que ahora señala las primeras casas del enclave palestino y asegura que «los Nujba», los principales comandantes de Hamás al cargo de las operaciones, habitan allí, a las afueras de Jan Yunis.
Lahav ha cambiado ahora su mentalidad sobre los palestinos. Antes consideraba que eran gente pobre a la que había que ayudar. «Cuando los soldados nos liberaron de nuestro refugio y vi que los palestinos se habían llevado nuestra televisión, mi primer pensamiento es que eran pobres. Pero los soldados que habían estado allí (en Gaza) me dijeron que tienen grandes villas con piscinas», ha relatado.
«Todas las carreteras están asfaltadas, bien protegidas, pero nunca las vemos en televisión. Siempre he pensado que eran pobres, siempre he pensado que había que ayudarles, pero cuando los soldados me dijeron esto, me quedé sorprendida», ha asegurado una Lahav que lamenta que los niños palestinos «estudian en las escuelas que matar es bueno».
Así las cosas, la superviviente del ataque del 7 de octubre ha reconocido que, tras aquél episodio, ha cambiado su opinión sobre los palestinos e incluso reconoce que no hace distinción alguna entre los civiles de la Franja de Gaza y los milicianos de Hamás. «Los palestinos, como nación, quieren que todos muramos (…) No creo que sean inocentes, no creo que quieran el bien, no creo que quieran la paz», ha dicho.
«Las FDI no se prepararon para aquél ataque pero, ¿quién atacó? No fue Hamás, fueron los palestinos. Los palestinos nos atacaron. El hecho de que las FDI no nos pudieran proteger es su culpa, pero el ataque de esa mañana definitivamente comenzó por los palestinos, y la mayoría de los comandantes de la Nujba vinieron de ese pueblo. Por cierto, Jan Yunis está ahí a la izquierda, puedes ver algo de fuego allí», ha remachado Lahav, apuntando hacia una no tan lejana Franja de Gaza que durante la mañana había sido bombardeada en varias ocasiones por el Ejército israelí.