Una terapia pionera en el Gregorio Marañón podría evitar en un futuro el uso de inmunosupresores tras el trasplante
Una terapia celular pionera en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid abre la puerta a evitar o, al menos, reducir, el uso de inmunosupresores en las personas adultas que se han sometido a un trasplante, lo que evitaría la toxicidad y otros efectos secundarios que estos fármacos tienen sobre los pacientes.
Así, en aquellos pacientes en los que se llegue al correcto equilibrio inmunológico, el objetivo es ir reduciendo de forma progresiva los inmunosupresores, vigilando muy de cerca que no haya rechazo.
«Si eso lo conseguimos, a lo mejor, en un futuro, podemos reemplazar, si no del todo, por lo menos parcialmente, los inmunosupresores», ha explicado el director del Laboratorio de Inmuno-regulación del Hospital Gregorio Marañón, Rafael Correa, en declaraciones a Europa Press.
Se trata de una terapia con células thyTreg única en el mundo que hasta ahora solo se ha probado con éxito en niños, en concreto, en ocho que han sido trasplantados de corazón. El objetivo es prevenir el rechazo inmunológico y prolongar de forma indefinida la supervivencia del órgano trasplantado y, por tanto, la vida del paciente.
«La terapia que hemos desarrollado se basa simplemente en usar unas células que tenemos en nuestro organismo que se ha demostrado que podían proteger al rechazo», ha explicado Correa.
Según ha explicado durante un encuentro organizado por la Unión de Federaciones de Trasplantados de Órganos Sólidos, con motivo del Día Nacional del Trasplante, que se celebra este miércoles, la terapia consiste en aumentar la cantidad de las células que se ha demostrado que pueden proteger del rechazo.
En concreto, se trata de una nueva estrategia para fabricar dosis terapéuticas de células Treg a partir de un tejido que cubre el corazón y que se desecha habitualmente en el transcurso de las cirugías cardiacas infantiles, el timo.
Las células Treg obtenidas de tejido tímico (o thyTreg) poseen cualidades únicas y una altísima capacidad reguladora, y el protocolo desarrollado por el grupo permite obtener miles de veces más células que las que se pueden obtener de la sangre.
«La primera prueba la hemos hecho en niños porque, al ser algo experimental, decidimos hacerlo en niños a los que sabemos que se les tiene que quitar el tejido de donde podemos obtener estas células y, por lo tanto, este primer ensayo lo hicimos usando células del propio paciente», ha señalado.
LA TERAPIA EN ADULTOS
Al respecto de cómo será posible llevar eso a adultos, Correa ha detallado que «el problema» es que el tejido de donde se obtienen las células, el tejido tímico, en adultos ya no funciona. «En adultos ya no es un órgano funcional y no se podría hacer», ha detallado.
Sin embargo, su equipo ha observado que se consiguen «tantísimas células» a partir de los tejidos tímicos de estos niños que se pueden preparar cientos de dosis terapéuticas que podrían aplicarse en adultos.
De hecho, este proceso podría realizarse incluso en niños que no las van a necesitar porque no van a recibir un trasplante, sino que van a ser intervenidos para otras cirugías.
«Lo interesante es que, como son células recién fabricadas, que podríamos llamar inmaduras, hemos visto que ponerlas en un individuo distinto, en un paciente adulto, no va a producir ningún problema, a pesar de que sea para otra persona, porque son invisibles al sistema inmune del receptor», ha explicado, en declaraciones a Europa Press.
Así, son células que, por ser inmaduras, son invisibles, y no serían reconocidas como extrañas por el organismo, por lo que podrían ejercer su papel protector y su función.
Preguntado sobre cuándo podría llegar esta terapia a adultos, el experto ha destacado que «se requiere tiempo». «Tenemos que realizar muchas investigaciones para demostrar que usar esta estrategia de coger células del timo de un bebé y ponerlas a un adulto es seguro», ha admitido, para agregar que «ya están en el camino». «Estamos haciendo pruebas», ha avanzado.