HRW dice que «ni una masacre tan atroz» como la de Moscú justifica la tortura de las autoridades rusas
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este viernes los actos de tortura cometido por las autoridades rusas contra los sospechosos del atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú y ha argumentado que ni siquiera un suceso «tan atroz» los justifica.
«Nada, ni siquiera una masacre tan atroz, justifica la tortura y mucho menos la hace legal», ha defendido la directora asociada de HRW para Europa y Asia Central, Tanya Lokshina, tras hacerse públicas imágenes de los arrestos y torturas de los sospechosos, presumiblemente tomadas por agentes del orden.
«El intercambio rápido y generalizado de estos videos no parece ser un accidente, sino más bien una especie de alarde atroz por parte del Gobierno de Putin de su descarado desprecio por los derechos básicos, la humanidad fundamental y el Estado de derecho», ha juzgado Lokshina en un comunicado.
Desde la organización han lamentado que el funcionariado público no haya hecho «ningún llamado para exigir responsabilidades» a los servicios policiales y de seguridad rusos, a pesar de los «fuertes indicios de que han estado cometiendo y publicitando torturas».
Asimismo, han recordado que la tortura está «absolutamente prohibida» según el Derecho Internacional consuetudinario y han subrayado que «no hay excepciones» a dicha prohibición.
«La tortura no sólo es ilegal e inmoral, sino que también pone en peligro el Estado de derecho y la justicia para las víctimas», ha advertido Lokshina, apelando a «las autoridades rusas al más alto nivel» para que declaren «una política de tolerancia cero ante la tortura». «Todos los incidentes deben investigarse pronta y exhaustivamente, y los responsables deben rendir cuentas», ha exhortado la representante de HRW.
El pasado 22 de marzo, hombres armados irrumpieron en la sala de conciertos Crocus City Hall en Krasnogorsk, a las afueras de la capital rusa, y abrieron fuego contra los allí presentes antes de prender fuego al edificio y huir del lugar. El día después del ataque, que ha dejado al menos 143 fallecidos, las autoridades de Rusia informaron de la detención de cuatro presuntos atacantes y siete cómplices. Al día siguiente, un tribunal de Moscú, en audiencias a puerta cerrada, decretó prisión preventiva para los cuatro sospechosos, que llegaron a la sala con visibles y extensas heridas.
En paralelo, comenzaron a circular por los canales de Telegram que cubren los servicios militares y de seguridad rusos fotografías y vídeos en los que se veía a hombres uniformados amenazando y golpeando a los acusados para sacarles información.
Las fuerzas del orden y de seguridad de Rusia, ha señalado HRW, «llevan mucho tiempo acusadas de torturar y otros malos tratos a sospechosos bajo custodia, incluidos aquellos detenidos por cargos de terrorismo». Por ejemplo, «en 2017, personas sospechosas de haber perpetrado un atentado con bomba en el metro de San Petersburgo hicieron acusaciones creíbles de que agentes de seguridad rusos los desaparecieron y torturaron por la fuerza y luego organizaron sus arrestos», ha ilustrado la ONG.