El 62% de los españoles se queda en casa en Semana Santa por un deterioro de su situación económica
El 62% los consumidores españoles se quedará en casa esta Semana Santa, según refleja el último estudio sobre hábitos de consumo realizado por la aplicación de bienestar financiero Plazo.
Este porcentaje supone un incremento de 14 puntos porcentuales con respecto a 2023, cuando solo el 48% afirmaba que no se iría de vacaciones durante la semana.
La principal razón de este cambio, según Plazo, es la coyuntura económica actual, caracterizada por una alta inflación y un aumento generalizado de los precios, que ha impactado negativamente en los hogares españoles.
Así, la incertidumbre económica junto a la subida del precio del alquiler, el incremento del precio de la cesta de la compra o el desempleo están modificando los hábitos de consumo de muchos consumidores.
Con todo ello, según el estudio, las finanzas personales de un 67% de los encuestados han empeorado con respecto al año anterior, cuando sí que tenía más margen para invertir en una escapada, o reconoce no poder gastar lo mismo. El 33% restante asegura que prefiere seguir ahorrando de cara a las vacaciones de verano.
Ante la pregunta del impacto que tiene el contexto actual de escalada de precios en la economía doméstica, un 20% de los encuestados por Plazo asegura que no llega a fin de mes, un porcentaje que ha aumentado en dos puntos porcentuales con respecto a 2023, y en 12 puntos porcentuales en comparación con 2022.
Aumenta el porcentaje de los que tienen mayores dificultades para llegar a fin de mes desde un 33% en 2023 hasta un 43% en 2024. El 37% restante refiere estar preocupado y haber reducido su gasto.
Por otro lado, entre quienes sí tienen planes este año, un 49% opta por un plan más económico que el año pasado. Un 38%, gastará lo mismo y sólo un 13% asegura que gastará más.
En lo que respecta al desembolso promedio, este año se sitúa en 297 euros, frente a los 300 euros de 2023. La cifra apenas varía, pero hay que tener en cuenta que los precios se han encarecido desde entonces, por lo que puede interpretarse como un ligero descenso en la intención de gasto.