De Cos pide implementar ya Basilea III por las consecuencias de las crisis bancarias
El gobernador de Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en su calidad de presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, ha instado a las jurisdicciones a nivel global a implementar ya las reformas de Basilea III por las consecuencias económicas que entrañan las crisis bancarias.
En un discurso pronunciado en un acto celebrado por Eurofi, De Cos ha criticado que «esperar al momento ideal para implementar Basilea III es como esperar a Godot». Aunque ha reconocido que es necesario dar a bancos y autoridades suficiente tiempo para transponer e implementar los estándares, los bancos habrán tenido 20 años en 2028 desde que se propusieron las primeras normas de este marco preventivo.
«Los bancos seguro que han tenido tiempo más que suficiente para apuntalar su resiliencia a través de beneficios retenidos, construyendo colchones de liquidez y haciendo otros ajustes estratégicos y de cartera», ha indicado De Cos.
El supervisor ha indicado que cada vez hay más evidencias de que las reformas de Basilea III pendientes de implementarse complementan las reformas previstas y tienen un impacto neto positivo en la economía, incluyendo en Europa. «Es crítico que las jurisdicciones miembros implementen los estándares de Basilea III pendientes y de forma consistente tan pronto como sea posible», ha recalcado.
El gobernador de Banco de España ha argumentado que desde 1920 la media de países del mundo que sufren una crisis bancaria al año es del 7%. Desde 1970 se han producido 150 crisis bancarias sistémicas en todo el mundo.
Además, ha indicado que las crisis bancarias, históricamente, han llevado a una pérdida persistente de la producción económica ( output ) de cerca del 10% del PIB. Además, las recesiones provocadas por crisis bancarias han deprimido de forma permanente el nivel de producción económico, sin un retorno a la tendencia precrisis.
Solo en la crisis de marzo del año pasado, cuando colapsaron cuatro bancos medianos en Estados Unidos y Credit Suisse en Europa, fue necesario emplear medio billón de dólares de apoyo público directo.