Un programa de rehabilitación temprano mejora la calidad de vida de las personas con daño cerebral adquirido
La adecuada valoración e instauración temprana de un programa de rehabilitación interdisciplinar, especializado e individualizado para las personas con daño cerebral adquirido (DCA) contribuye a mejorar su calidad de vida y la de sus familias, según se ha puesto de manifiesto en una jornada científica sobre DCA celebrada en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
La jornada ha abordado temáticas fundamentales en la rehabilitación del DCA, tales como los déficits neuropsicológicos, que son secuelas frecuentes que se producen tras el DCA y que impactan significativamente en la rehabilitación y la calidad de vida de los pacientes. También se han tratado temas relacionados con el bloqueo diagnóstico de troncos nerviosos como coadyuvante en el tratamiento de la espasticidad focal de extremidades con toxina botulínica. Esta intervención, presentada por expertos en el campo, busca maximizar el potencial terapéutico, de forma realista, en la planificación del tratamiento.
El daño cerebral adquirido es una lesión en el cerebro, caracterizado habitualmente por una rápida instauración y por el conjunto variado de secuelas que presenta según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño. Estas secuelas provocan anomalías en la percepción y en la comunicación, así como alteraciones físicas, cognitivas y emocionales.
La principal causa de daño cerebral adquirido es, en un 78 por ciento de los casos, el ictus; seguida de los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como las anoxias, los tumores cerebrales o las infecciones. Pacientes con DCA grave que antes fallecían ahora sobreviven, pero con secuelas y discapacidad.
En este sentido, la jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, la doctora Lourdes López de Munaí ha destacado la importancia de la valoración temprana y el abordaje interdisciplinario para mejorar la vida de las personas afectadas.
Los déficits neuro-psicológicos son muy frecuentes tras un DCA, pero, según ha explicado la doctora López de Munaín, «son mucho más difíciles de diagnosticar, menos evidentes, que el déficit motor o sensitivo, por lo que, en los casos menos graves, pueden pasar desapercibidos en los primeros momentos. Son más frecuentes tras el traumatismo craneoencefálico y las encefalopatías difusas, como las encefalitis o la anoxia cerebral tras parada cardio-respiratoria, que en el ictus».
La doctora también ha destacado que «estos déficits, de gravedad variable, afectan a los procesos cognitivos (memoria, atención, funciones ejecutivas…), a la emoción (apatía, desinhibición…) y a la conducta (inadecuación social, impulsividad, agresividad…) y producen un cambio importante en la personalidad, generando gran sufrimiento tanto en el paciente como en sus familiares».
Dentro del abordaje multidisciplinar del DCA, «el papel del neuro-psicólogo se centra, en primer lugar, en la evaluación y en informar al resto de los profesionales de estos déficits, que tienen una gran repercusión en el resto de las esferas de la rehabilitación».
El abordaje terapéutico en estos casos se centra en el entrenamiento de capacidades o compensación de los déficits. «Este abordaje se realiza en el servicio de Rehabilitación y en el domicilio del paciente, contando con programas informáticos específicos. Para ello, es fundamental la colaboración activa del paciente y cuidadores», ha apuntado.
Además del abordaje psicológico, ha continuado la doctora, «el tratamiento farmacológico en los estados alterados de conciencia, los problemas de conducta y del ánimo ha demostrado reducir las complicaciones y la mortalidad, mejorar la calidad de vida del paciente y sus cuidadores, así como reducir la estancia hospitalaria».
El tratamiento de rehabilitación del DCA es complejo ya que requiere de un abordaje de deficiencias motoras, sensoriales, de la comunicación, deglución y/o neuropsicológicas, además de las complicaciones asociadas: dolor, espasticidad, depresión, caídas, etc.
Por este motivo, según ha expuesto la doctora Lourdes López de Munaín, «el modelo asistencial necesario para la rehabilitación integral del paciente con DCA grave/moderado tiene que disponer de unidades de alta especialización, con equipos multidisciplinares compuestos por un grupo de profesionales expertos, coordinado por un médico especialista en Medicina Física y Rehabilitación (MFR)».
«Dependiendo de la gravedad del cuadro y de las condiciones, el paciente necesitará ingresar en una unidad de DCA de rehabilitación intensiva, una unidad rehabilitación convalecencia (programa de baja intensidad), hospital de Día de Rehabilitación, tratamiento Ambulatorio o programas domiciliarios», ha añadido la doctora.
Según López de Munaín, «el daño cerebral adquirido es un proceso cada vez más prevalente en España, atribuido al aumento de la esperanza de vida y los avances médicos, ya que pacientes con DCA grave que antes fallecían ahora sobreviven, pero con secuelas y discapacidad».
UN ABORDAJE TERAPÉUTICO DE LA ESPASTICIDAD
La espasticidad se evalúa y aborda de forma precoz. Se mide con escalas específicas y se valora su repercusión en la función y el dolor, por lo que el abordaje debe ser precoz. «Actualmente conocemos los factores predictivos del desarrollo de espasticidad grave tras DCA», ha añadido.
En el abordaje terapéutico de la espasticidad es fundamental «pactar con el paciente, cuidador y equipo terapéutico unos objetivos individualizados y centrados en la persona. El paciente con DCA conoce la espasticidad porque la sufre, aunque muchas veces le cuesta aceptar su cronicidad, así como la necesidad de mantener medidas de tratamiento y control que necesariamente van a ser de por vida», ha apuntado.
Como la espasticidad aparece de forma precoz tras el DCA, ha concluido López de Munaín, «en el servicio de Rehabilitación se instruye al paciente durante la fase subaguda en esta frecuente complicación y en la necesidad de su abordaje. El mayor problema surge en la fase crónica, cuando muchas veces se abandona el tratamiento y los cuidados posturales por desánimo, falta de constancia y cansancio, así como falta de apoyo de cuidadores».