Demuestran la eficacia de nanotubos de carbono biodegradables contra el desarrollo de metástasis de melanoma maligno
El grupo de investigación de Nanomedicina de la Universidad de Cantabria (UC-IDIVAL) ha demostrado la eficacia en el tratamiento de las metástasis del melanoma maligno mediante la aplicación de nanotubos de carbono biodegradables dirigidos al microambiente tumoral.
El grupo, liderado por la catedrática del departamento de Biología Molecular de la Universidad de Cantabria (UC), Mónica López Fanarraga, ha publicado recientemente su trabajo en la revista científica Bioactive Materials , con la investigadora Lorena García Hevia (UC-IDIVAL) como autora principal del estudio.
Tal y como explica López Fanarraga, el grupo de nanomedicina «empezó hace 12 años a trabajar con nanotubos de carbono, que son unos nanomateriales de tipo tubular 100.00 veces más finas que un cabello, que al entrar en las células ejercen un efecto anticancerígeno muy parecido a la quimioterapia».
En esta ocasión, para demostrar su efecto, se ha utilizado un modelo animal para generar metástasis a nivel pulmonar y así compararlo con el desempeño de fármacos tradicionales, como el taxol, con y sin la presencia de nanotubos de carbono.
«Los resultados fueron sorprendentes porque obtuvimos hasta un 80 por ciento de reducción en las metástasis pulmonares solamente con el tratamiento de los nanotubos y hasta un 90 por ciento cuando combinamos el tratamiento de estos nanomateriales con el taxol», ha detallado García Hevia.
Con este logro, además, se respalda la hipótesis sostenida desde 2012 por este grupo de investigación. «Esta vez quisimos ir un paso más allá y quisimos dirigir los nanotubos al tumor para obtener dos beneficios al mismo tiempo: por un lado tener el efecto de los nanotubos directamente en el tumor y, por otro, tener menos efectos secundarios del tratamiento».
Cuando un tumor crece, recuerda García Hevia, «necesita muchos vasos sanguíneos que lo rieguen para tener oxígeno y nutrientes. Entonces decidimos pegarle un péptido específico al nanotubo de carbono con afinidad por esos vasos, para que transporte al nanotubo al tumor e inhiba el crecimiento de esos vasos sanguíneos y por tanto el tumor no tenga ni oxígeno ni nutrientes y deje de crecer».
Según explica, hasta ahora, este grupo de investigación había utilizado esta técnica localmente en tumores melanoma, pero en esta ocasión, decidieron aplicar los nanotubos a la metástasis pulmonar, «que es mucho más agresiva, responde muy mal a los tratamientos con quimioterapia y no se puede tratar con cirugía».
Los nanotubos de carbono biodegradables, gracias a su morfología y composición, podrían constituir un valioso complemento en el tratamiento del cáncer, actuando como adyuvantes a la quimioterapia y potencialmente previniendo fenómenos de resistencia asociados a cánceres malignos como el melanoma.
La legislación europea, según explican las investigadoras, aún no autoriza, emplear estos nanomateriales como medicinas por lo que, según la catedrática, «estos son solamente estudios preliminares en un modelo animal de metástasis que son muy prometedores». De momento, indica la responsable del grupo de nanomedicina, «los resultados son muy emocionantes. Es esperanzador ya que el melanoma metastásico es muy difícil de tratar».
MELANOMA MALIGNO EN CONSTANTE AUMENTO
El melanoma maligno representa una seria preocupación de salud en Europa, con tasas de incidencia en constante aumento. Según datos recientes, se estima que la incidencia de melanoma cutáneo ha experimentado un incremento significativo, convirtiéndose en una de las formas más letales de cáncer de piel.
En 2022 se notificaron más de 100.000 nuevos casos de melanoma en Europa, la mayoría de ellos en adultos de entre 45 y 69 años, que causaron más de 15 000 muertes. Su tratamiento enfrenta desafíos debido a la resistencia intrínseca del melanoma a quimioterapia e inmunoterapia, así como a efectos secundarios significativos, falta de especificidad y el riesgo de desarrollo de resistencia a los fármacos. Estos problemas subrayan la necesidad de explorar enfoques terapéuticos más específicos y personalizados para mejorar la eficacia y reducir los efectos adversos en el tratamiento del melanoma.