La reforma de la AECID, el Estatuto del Cooperante y el Reglamento de la Carrera Diplomática, pendientes para 2024

Albares arranca el año con los diplomáticos molestos por los últimos nombramientos en el Ministerio y también por la ley de amnistía

La reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el nuevo Estatuto del Cooperante y el Reglamento de la Carrera Diplomática son algunos de los temas que el departamento de José Manuel Albares tenía en su agenda para este año y que el adelanto electoral ha trastocado, haciendo que queden pendientes para 2024.

El ministro de Exteriores tendrá también que capear el malestar expresado en las últimas semanas por numerosos diplomáticos por los nombramientos que se han hecho tanto en la cúpula del Ministerio, donde tres de los cuatro secretarios de Estado proceden del PSOE, como de políticos a los que se ha nombrado como embajadores y que viene a sumarse al provocado por la ley de amnistía, después de que los embajadores fueran la punta de lanza en el exterior para defender las tesis del Gobierno tras el 1-O en Cataluña.

La nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible, aprobada por amplia mayoría por Congreso y Senado el pasado febrero, daba al Gobierno un plazo de seis meses para la concreción mediante real decreto de la reforma de la AECID y el Estatuto del Cooperante.

La disolución de las Cortes por las elecciones del 23 de julio dejó al Gobierno en funciones, imposibilitando su actuación en este ámbito, así como en la elaboración del real decreto por que el Fondo para la Promoción del Desarrollo (FONPRODE) será reemplazado por el nuevo Fondo Español de Desarrollo Sostenible (FEDES), también previsto por la nueva norma.

Con todo, la entonces secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela, y el director de AECID, Antón Leis, habían confiado el pasado 8 de octubre, Día del Cooperante, en que pudieran presentarse todos estos reales decretos antes de que acabara el año, una vez el Gobierno fuera ratificado, como ocurrió el pasado 16 de noviembre, dado que se había seguido trabajando en la redacción de los textos.

No obstante, en el mes y medio transcurrido ninguno de estos reales decretos ha sido llevado al Consejo de Ministros por Albares, por lo que habrá que esperar a 2024 para que esto ocurra. En este tiempo, además, ha habido relevo en la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, que ahora encabeza la socialista Eva Granados, que tendrá que ser quien complete la reforma de la Cooperación Española iniciada con la nueva ley.

REGLAMENTO DE LA CARRERA DIPLOMÁTICA

Otro de los asuntos pendientes que aún no ha completado su tramitación es el nuevo Reglamento de la Carrera Diplomática, que cuando se produjo el adelanto electoral estaba solo a falta del visto bueno del Consejo de Estado. Desde entonces, no ha habido novedades, así que cabe esperar que sea ya el próximo año cuando termine viendo la luz.

Su elaboración comenzó con Arancha González Laya como ministra y viene motivada por la decisión del Tribunal Supremo de anular por defecto de forma el reglamento aprobado en julio de 2014 por el Gobierno de Mariano Rajoy, al entender que no había sido sometido a negociación colectiva tras el recurso presentado por el Sindicato Independiente del Servicio Exterior del Estado (SISEX).

El objetivo del texto es dar más transparencia y previsibilidad a la designación de puestos en el extranjero, incluidos embajadores, definiendo el papel de la Junta de la Carrera Diplomática. Por regla general, es esta la que propone al ministro de turno una terna de candidatos para ocupar los distintos puestos, también las jefaturas de misiones.

No obstante, el jefe de la diplomacia suele reservarse el nombramiento de los embajadores de aquellos países que se considera más importantes o con los que las relaciones son particularmente sensibles. Así suele ocurrir por ejemplo con embajadas como la de Estados Unidos o Marruecos.

La idea también es limitar la designación de embajadores políticos, es decir, de personas ajenas a la Carrera Diplomática. Este asunto está especialmente de actualidad después de que Albares haya nombrado a dos exministros para ocupar jefaturas de misión.

Así, Héctor Gómez es el nuevo embajador ante la ONU en Nueva York, cargo que nunca antes había ocupado nadie que no fuera diplomático, y Miquel Iceta es el embajador ante la UNESCO en sustitución del también exministro José Manuel Rodríguez Uribes.

El reglamento también busca dar respuesta a una de las principales reclamaciones de los diplomáticos, la antelación con la que conocen sus nuevos destinos en el extranjero para poder preparar así su traslado al mismo en todo lo relativo a mudanza, vivienda o búsqueda de centros educativos para los hijos.

MALESTAR ENTRE LOS DIPLOMÁTICOS

Cabe esperar pues, que la aprobación del esperado reglamento, venga a calmar algo los ánimos entre los miembros de la Carrera Diplomática, que ya ventilaron su malestar en un comunicado tras el nombramiento de los dos exministros. En él, lamentaban que tanto Gómez como Iceta eran personas «sin trayectoria internacional relevante alguna, con la merma para la imagen del país que eso supone».

También los cambios efectuados por Albares en la cúpula de Exteriores han sido recibidos con estupor, dada la inexperiencia en cuestiones internacionales de tres de los nuevos secretarios de Estado. A esto ha venido a sumarse el hecho de que estos tres son además miembros del PSOE, una circunstancia que solo se había producido en época de Miguel Ángel Moratinos, diplomático igual que Albares, al frente de Exteriores.

Su número dos será Diego Martínez Belío, hasta ahora su jefe de gabinete, mientras que el nuevo secretario de Estado para la UE será Fernando Sampedro, procedente del PSOE de Palencia y que trabajaba ahora en el equipo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La nueva secretaria de Estado para Iberoamérica será la diputada socialista Susana Sumelzo, mientras que para la secretaría de Estado de Cooperación Internacional la elegida ha sido la antigua portavoz socialista en el Senado Eva Granados.

Albares ha salido al paso de las críticas, esgrimiendo que no es nada nuevo que haya políticos al frente de Secretarías de Estado y también de algunas embajadas. «Para nombrar o no nombrar no le pregunto a nadie sus ideas políticas, ni su carné político», dijo el ministro hace unos días. «Yo lo que busco es la competencia, no hay ningún sectarismo», sostuvo.

Igualmente ha sido recibida con incomprensión la propuesta de ley de amnistía formulada por el Gobierno en el marco de los acuerdos con los partidos independentistas catalanes para garantizar su respaldo a la reelección de Pedro Sánchez.

La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), mayoritaria entre los integrantes de la Carrera Diplomática, sacó un comunicado en el que, aunque no llegaba a criticar abiertamente el proyecto de ley, ponía en valor la labor que realizaron los diplomáticos desde 2017 para contrarrestar la «campaña de desprestigio» orquestada por los independentistas. Dicha tarea «se ha realizado con notable éxito» y «los diplomáticos la reivindicamos con legítimo orgullo», resaltaron.

Una buena ocasión para limar asperezas y dejar atrás el malestar podría ser la conferencia de embajadores que el ministro ha convocado para principios de enero y que reunirá a todos los jefes de misión y ante organismos internacionales.

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