Roca admite que no le entusiasma la reforma de la Constitución porque «es el pretexto para otra pelea» entre partidos
Reconoce que hay «vulneraciones claras» de la Carta Magna, como no renovar el CGPJ, pero dice que quien debe interpretarla es el TC
Miquel Roca, uno de los siete ponentes que alumbraron la Constitución de 1978, ha reconocido este jueves que no le «entusiasma» la idea de reformar la Carta Magna, pues considera que en estos 45 años no ha sido un obstáculo para el cambio social de España y que el debate de modificación le suena a un «pretexto para otra pelea» entre los partidos políticos.
La víspera del aniversario de la Constitución, el Congreso pretendía reunir a Roca con el otro ponente que aún vive, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, pero éste no ha podido acudir al acto por motivos médicos. El coloquio lo completaban dos de los diputados más jóvenes del Congreso, Miguel Ángel Sastre, del PP, y la socialista Ada Santana.
El que fuera portavoz de CiU en la Transición ha explicado que el objetivo de los ponentes era lograr una Constitución de consenso que durase y ha dado por cumplido su objetivo tras 45 años de vigencia y habiéndose aprobado en referéndum con un apoyo del 90%.
LA CONSTITUCIÓN NO HA FRENADO NADA
Eso sí, da por seguro que hay que «actualizar cosas» en la Constitución, pero «como defensor del vínculo» que une al país, ha querido dejar claro que «ninguna de las cosas que se han dejado de hacer es culpa de la Constitución», sino de la actitud de los poderes públicos.
Ha puesto como ejemplo el artículo 49, que se pide cambiar para eliminar el término «disminuidos» y sustituirlo por «personas con discapacidad», y ha subrayado que esa expresión, aunque deba cambiarse, no ha impedido el desarrollo de políticas de discapacidad.
También reconoce que «hay cosas que están fallando, que son vulneraciones claras de lo que contempla el texto constitucional», en referencia al bloqueo de la renovación del Conejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva cinco años caducado. No obstante, recuerda que quien debe interpretar la Constitución es el Tribunal Constitucional y la pregunta es si todos los partidos están dispuestos a acatar sus sentencias.
A su juicio, «la Constitución no es nada si no hay voluntad de aplicarla» porque «es un marco, un reglamento para convivir», y permite hacer retoques por ley orgánica en casos de contradicciones entre sus artículos, incluso en el caso de la primacía del varón sobre la mujer en la Corona, que colisiona con el principio de igualdad.
Roca ha recordado que, en su artículo 9.2, la Constitución insta a los poderes públicos a «remover los obstáculos que impiden el ejercicio de derechos», lo que permite su desarrollo sin necesitar de abrir el debate de su reforma.
Y es que, aunque valora que se quiera reformar la Carta Magna, admite que no le entusiasma la idea porque lo ve como «un pretexto para otra pelea». Antes que nada, aconseja medir «muy bien» lo que se quiere hacer con esa reforma y «adónde se quiere ir», así como reunir un consenso parecido al de 1989. «La Constitución no puede ser un terreno de disputa, sino de coincidencia», avisa.
EL «DEBER» DE ACTUALIZAR LA CONSTITUCIÓN
Por su parte, la socialista Ada Santana considera que hay «mucho que celebrar» al ver la Constitución durante 45 años y niega que en la política actual no haya posibilidad de consenso, y de hecho cree que toca hablar de una serie de reformas para actualizar la Carta Magna porque la sociedad ha cambiado: «Tenemos el deber y la responsabilidad de lograr un nuevo consenso que permita actualizar la Constitución», opina.
Según el popular Miguel Ángel Sastre, la Constitución está «en plena forma» y «si vigencia es plena», aunque, como ocurre con los edificios, pueda ser necesario alguna reforma puntual, pero sin alterar la esencia y teniendo en cuenta que es un edificio especialmente protegido.
